El Betis ganó 2-0 al Granada en un partido en el que aguantó 40 minutos con diez hombres, por la expulsión del peruano Vargas, y sacó además agallas para imponerse a un rival que se hunde en los puestos de descenso. El triunfo bético llegó con un gol de N'Diaye a seis minutos del final, tras lo que fue expulsado el meta Andrés Fernández y el Betis aprovechó que el lateral Biraghi tuvo que ponerse de portero para que Rubén Castro hiciera el 2-0, de falta directa.

Se medían dos equipos en racha y con objetivos claros: el Betis, acercarse más a la permanencia tras golear 0-3 el jueves al Espanyol y enlazar su quinto partido invicto; y el Granada, revitalizado por sus dos triunfos seguidos desde que llegó José González al banquillo.

El Betis tuvo buenas opciones para adelantarse y pudieron marcar en un derechazo de Musonda que Andrés Fernández atrapó con apuros, a los 31 minutos; otro de Ceballos que salió fuera; y sobre todo en una magnífica acción de Jorge Molina que detuvo el portero.

En el 53, llegó la acción que marcó el desarrollo posterior del choque al quedarse el Betis con diez por la expulsión del peruano Vargas. Adán salvó, con un paradón, el 1-0 tras un remate de Peñaranda y el Betis siguió ordenado, presionó, y no le perdió la cara al choque.

Fue en un cabezazo de N'Diaye en un córner lo que dejó muy tocado a un inofensivo Granada, que tuvo nula claridad para marcar y sufrió la expulsión del meta Andrés Fernández en el tiempo añadido, al tocar el balón con la mano fuera del área. Biraghi se puso de portero y Rubén Castro, de falta directa, sentenció.