Corría el año 490 a. C. y en Grecia el soldado Filípides se desplaza hasta Atenas para anunciar la victoria sobre los persas. Son casi 40 kilómetros desde Maratón, lugar de la batalla, hasta la capital griega, pero logró su objetivo. La leyenda, que tiene adeptos y detractores, cuenta que esta gesta de Filípides dio nacimiento a la mítica carrera conocida como maratón, que se repitió en 1896. Se celebraban los primeros Juegos Olímpicos modernos y el atleta Spiridon Louis corrió desde la llanura de Maratón hasta el Estadio Olímpico de Atenas en 2 horas, 58 minutos y 50 segundos. Desde entonces, la prueba, organizada en honor al soldado griego, culmina los Juegos Olímpicos. La distancia de aquella primera carrera estuvo siempre en entredicho, hasta que en los Juegos de 1908 se estableció la actual, 42.195 metros, cuando se quiso que se tomara la salida de la prueba en el castillo de Windsor, residencia del rey de Inglaterra. En 1921, esta distancia quedó oficializada definitivamente.

Desde entonces, muchos han sido los deportistas que han entrado en la historia de las maratones gracias a sus marcas. En 1908, John Hayes corrió por primera vez la distancia actual en un tiempo de 2.55.18. En poco más de un siglo de historia, los atletas lograron bajar esta marca hasta el límite de las dos horas. Americanos, europeos y asiáticos han roto sucesivamente sus propios récords hasta que, siguiendo los pasos de Bikila -vencedor de la prueba en los Juegos de 1960 con un tiempo de 2.15.16-, los africanos coparon todos los podios y se adueñaron de las mejores marcas. Dennis Kimetto, con sus 2.02.57, del maratón de Berlín-2014, es el actual dueño de la última marca. Sólo 13 minutos más que el keniano tardó la británica Paula Radcliffe para establecer, en 2003, el vigente récord mundial femenino en los 42 kilómetros. Y es que las mujeres también tienen mucho que decir en esta prueba. Stamata Revithi, Kathrine Switzer y Joan Benoît son tres de las más destacadas. La primera, de nacionalidad griega, decidió correr la maratón un día después que los hombres, al haberle impedido participar en los primeros Juegos Olímpicos. La americana Switzer protagonizó una de las historias más famosas de la maratón femenina: en 1967 se inscribió en Boston sólo con sus iniciales y logró finalizar la prueba, a pesar de que la descubrieron e intentaron expulsarla del recorrido. Benoît fue la primera mujer en lograr el oro olímpico en Los Ángeles-1984, cuando, por fin, las féminas pudieron competir en la maratón. La lucha por la integración femenina llevó muchos años y muchos nombres: hoy existen carreras sólo para ellas.

Esfuerzo, dedicación, constancia y sacrificio son algunos de los requisitos que se necesitan para afrontar el desafío de la maratón, prueba que centrará la entrega de "Experiencia Running" del próximo fin de semana. Quienes terminan la prueba, a pesar del agotamiento, sienten la satisfacción del trabajo bien hecho. Se lo merecen.