Cuando a un equipo le marcan siete goles, como ayer al Celta en el Bernabéu, rara vez puede destacarse una actuación verdaderamente positiva. En tales circunstancias suele hablarse no del mejor futbolista del partido, sino del menos malo, y este fue ayer probablemente Marcelo Díaz, un tipo que acaba de llegar pero que parece que lleva toda una vida jugando en el Celta. El medio centro sudamericano, especialmente durante el primer tiempo, cuando el Celta presentó batalla, dictó todo un curso de manejo de la pelota, buscando siempre la mejor solución para el equipo, bien a la hora de retrasar el juego para rearmar la jugada, bien para buscar espacios con los que atacar el área rival.