El presidente del Badajoz, Joaquín Cabrera, conocedor del malestar existente en Vigo, quiso aclarar por qué no aceptaron jugar el viernes 1 de abril -al día siguiente juegan en Vilagarcía-. "Casi todas nuestras jugadoras son amateurs y estudiantes. Jugar en viernes significa para muchas perder un día escolar. Tendríamos que hacer noche en un hotel, con los gastos que supone, y jugar dos partidos en dos días", argumenta Cabrera. "En la primera vuelta nosotros pedimos también al Celta un aplazamiento. No digo que hagamos esto por venganza ni mucho menos, sino que ellos nos dieron razones parecidas y las entendimos".

"El partido no tiene trascendencia para ninguno de los dos equipos. Estuvimos viendo si era viable, no nos hubiera importado cambiar, pero no era posible", añade. Y asume que la afición céltica pueda expresar hoy su enfado: "Lo entiendo, aunque las chicas no tienen culpa. Ha sido decisión de la directiva".