El Celta se vuelve de Madrid con un saco de goles y otro de reproches. El equipo, después de plantar cara al conjunto blanco en una digna primera mitad, se dejó ir en la segunda mientras el equipo merengue marcaba un gol tras otro. Los peores 45 minutos de la temporada. Un verdadero calvario que no terminó hasta el pitido final. El Celta, que acudía al Bernabéu en una jornada propicia para seguir avivando el incendio en el que estaba inmerso el cuadro de Zidane, terminó funcionando como apagafuegos.

El equipo de Berizzo solo fue reconocible durante la primera mitad, en la que incluso pudo haberse adelantado por medio de una doble ocasión de Aspas, que estrelló un cabezazo en la cruceta. El Madrid, que no estaba jugando un buen partido y empezaba a alimentar los primeros silbidos de su afición, marcó al borde del descanso a balón parado con un gol de Pepe justo después de que el 'Tucu' se marchase lesionado. Pero tras el paso por vestuarios el Celta se diluyó como un azucarillo en un vaso de agua. Cristiano Ronaldo marcó dos golazos seguidos desde fuera del área y los vigueses bajaron los brazos. El tanto de Aspas para acortar distancias fue un espejismo. El astro portugués marcó otros dos, completando su póquer de goles particular, y finiquitaron la goleada Jesé y Bale.

Berizzo, como acostumbra, salió valiente a por el Madrid. Apostó de partida por el tridente clásico, con Orellana, Nolito y Aspas. Rubén, en detrimento del habitual Sergio, fue el titular bajo los palos mientras que Mallo fue el central junto a Sergi Gómez, escoltado por Planas y Jonny en los laterales y en la medular: el 'Chelo', el 'Tucu' y Wass. Pero el Celta solo fue el Celta durante la primera mitad, en la que pudieron adelantarse después de que Nolito rompiese la cintura a Carvajal y el balón acabase en Aspas, que en el área pequeña cabeceó a la cruceta y en el rechace se encontró con un ágil Keylor Navas. El Madrid, por su parte, quería mandar pero no sabía cómo. Casemiro y Kovacic no eran capaces de nutrir con buenos pases a los delanteros y el conjunto blanco se limitó a llevar peligro al área celeste con saques de esquina. Así llegó la primera gran ocasión de Isco, que obligó a Rubén a emplearse a fondo, y así llegó también el gol de Pepe, justo después de la inoportuna lesión de Pablo Hernández. El Madrid castigó al borde del descanso la falta de centímetros de un Celta sin el 'Tucu' y sin el sancionado Cabral.

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Pero la segunda parte fue harina de otro costal. El Celta se subió al autobús de regreso a Vigo antes de tiempo. Ronaldo tardó cinco minutos en inaugurar su cuenta particular con un disparo marca de la casa. Al portugués, muy solo en tres cuartos de cancha, le dejaron demasiado tiempo para pensar y siete minutos después marcó el tercero con un lanzamiento magistral de falta directa. Si hasta ese momento el Celta estaba ausente, a partir de ese punto desapareció. Después de otro chupinazo de Ronaldo que se estrelló en el larguero, Aspas recortó distancias en una acción aislada en la que se quedó solo ante Navas para superarle con una vaselina. Pero esa reacción del Celta nació muerta. El astro portugués volvió a reestablecer las distancias en el marcador en una jugada en la que los blancos triangularon cómodamente hasta servirle el balón al luso en el área pequeña.

El Celta, que había tratado de tú a tú a los merengues en la primera mitad, se rindió. Ya no defendía nadie. Ronaldo hizo el cuarto gol en otro remate tras un saque de esquina y Jesé y Bale -que entraron de refresco- marcaron en sendas jugadas personales. La mejor noticia para los vigueses fue el pitido final. Si quieren mantener intactas sus aspiraciones europeas deberán reponerse de este duro golpe en una semana. El próximo sábado visitará Balaídos un rival directo, la Real Sociedad de Eusebio Sacristán y Juan Carlos Andrés.

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