Con medio equipo titular en la enfermería, a Cristiano Ronaldo no le quedó más remedio que hacerse cargo de la situación. Tuvo que poner el punto de distinción en un equipo plagado de jugadores que no están a su nivel. Pero ayudan a domar a equipos como el Levante, que enseña más fútbol del que dice la clasificación. Es el caso de Lucas Vázquez, Nacho o Casemiro, futbolistas cumplidores, que se sacrifican para que otros brillen. O no. Porque James y Kroos fueron incapaces de responder a la confianza que renovó en ellos Zidane, que señaló a Isco dejándole en el banquillo. A falta de brillantez, algo impensable en esta situación, el Madrid se dedicó a picar piedra.

Sin Bale ni Benzema, Cristiano Ronaldo acaparó el protagonismo en el ataque madridista, que compartió de nuevo con Borja Mayoral. Dejó buenos detalles el canterano, al margen del remate que acabó en gol tras pegar en el poste y en las piernas de Mariño, pero cuesta imaginar una victoria del Madrid ayer sin Cristiano. Porque volvió a abrir la lata con un penalti, remató varias veces con peligro y dio el pase a Isco de la sentencia en el descuento, cuando el Levante aún soñaba con el empate.

El Levante miró a la cara a este Madrid rebajado y con cierto aire deprimido que se plantó en Valencia en plena resaca post-derbi. El primer tiempo mereció la pena porque se convirtió en un intercambio de golpes, aunque el Madrid lució más pegada.

Aunque el marcador seguía en un pañuelo, en el segundo tiempo se desvaneció la sensación de que peligraba la victoria del Madrid. Sin tanta frescura física, los de Rubi perdieron de vista el balón y se vieron sometidos por su rival, un Madrid más machacón que inspirado.

Con los cambios volvió a abrirse un poco el partido. Casemiro tuvo que marcharse con calambres y Borja Mayoral cada vez se alejó más del área. Isco no mejoró a James. Después de su enésimo sprint, Lucas Vázquez notó molestias musculares, pero con el cupo de cambios cubierto tuvo que seguir en el campo. Sacando fuerzas de flaqueza, en el descuento atendió el desmarque de Cristiano, que se fue hasta la línea de fondo para dar el pase de la muerte a Isco. Apenas lo celebró, consciente de que alguien le señala como uno de los culpables de la situación desde la planta noble del Bernabéu.