Paco Araújo se fue pocos días antes de que se cumplan quince años de la desaparición de su gran amigo, y presidente, José Manuel Gómez Carballo. Aquel 21 de marzo de 2001 la vida deportiva de Paco tomaba un giro inesperado que afrontó con firmeza y diligencia a pesar de ser el "brazo ejecutor" en la sombra.

Paco Araújo llegó al baloncesto de la mano de Carballo, en aquel entonces dolido por no haber podido lograr el ascenso con el Agua de Mondariz masculino. Corría el año 1996 y las aguas bajaban turbias en el equipo femenino de la ciudad, que había resurgido tras una desaparición por problemas económicos. Las disputas con la directiva de entonces fueron enconadas, y ese mismo verano José Manuel y Paco se trasladaron a Oviedo en donde compraron la plaza del Vetusta. El baloncesto femenino volvía a Vigo de la mano del nuevo club que habían fundado, el Club Deportivo Bosco.

Un año más tarde, 1997, el club disputaba la final de la Copa de la Reina, perdiendo ante el Pool Getafe 75-43. En 1998 se recuperaba el nombre del Celta tras llegar a un acuerdo con la directiva del club de fútbol. Llegaba la época dorada del Celta femenino y del baloncesto de la ciudad. En 1999 y 2000 se lograban dos campeonatos de Liga consecutivos, La Copa de la Reina en 2001 en Las Palmas, además de disputar la final de la Liga de 1998.

La historia dio un giro radical aquella tarde del mes de marzo de 2001. José Manuel Gómez Carballo y Camilo Pérez perdían la vida en la carretera, y Paco Araújo se ponía al frente. Le gustaban poco las fotos y salir en público, pero bajo ningún momento permitió que muriera aquello en lo que su gran amigo puso tanta ilusión.

Los comienzos de Araújo al frente del club no fueron fáciles. Le tocó afrontar un relevo generacional con jugadoras tan carismáticas como Bety Cebrián, Pilar Valero, Mar Xantal, Paloma Sánchez o Laura Grande. Muchos pensaron que no había un mañana después de ellas, pero Paco se encargó de demostrar lo contrario. Se fueron unas y llegaron otras, y el club continuó funcionando.

Paco Araújo fue, además, un visionario. No tardó en darse cuenta de la que se venía encima y fue el primero en apostar por la cantera. Las categorías inferiores se consolidaron y los primeros destellos comenzaban a tener presencia en el primer equipo: Marta Canella y Cristina Loureiro.

El 2013 fue otro año crítico para Paco Araújo. El club se encontraba en una situación económica muy delicada, y en un nuevo alarde de visión de futuro, afirmó que la salvación pasaba por renunciar a jugar en la máxima categoría del baloncesto femenino nacional y hacerlo en la segunda, la Liga Femenina 2. No pasó absolutamente nada. El equipo había estado preparándose con un trabajo de cantera que no tardó en comenzar a dar sus frutos. Ya no eran solo Marta y Cristina, ahora estaban Iria, Isabel, Laura y otras tantas "niñas" que, a pesar de su juventud conseguían enganchar a los aficionados que cada quince días acudían al pabellón de Navia, nuevo escenario para una nueva etapa del baloncesto femenino vigués.

El proyecto volvió a tambalearse hace un par de años, y las dudas se apoderaron de un Paco Araújo al que el cansancio comenzaba a pasar factura. Sin embargo, el respaldo que encontró dentro del propio club, representado por los padres de las jugadoras, y el apoyo que encontró en la sociedad viguesa, fue el que hizo que Paco seguir al frente del cañón hasta ayer.

En 2005, la Federación Gallega de Baloncesto le concedió el premio al mejor directivo en la fiesta del Basketgal, un premio que era un reconocimiento a su buen trabajo y a su gran hacer por el baloncesto femenino vigués.