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natación - Juegos Paralímpicos

Sebastián Rodríguez, 'Chano': "Una vez que llegue a Río será el momento de decidir si seguimos o no"

"La experiencia no impide que me siga poniendo nervioso, pero tiene que ser así. Si cuando llegue a los Juegos me encuentro como si nada, algo falla", indica

Sebastián Rodríguez, 'Chano', con la medalla de plata conquistada en el Mundial de Glasgow.

Faltan menos de 200 días para los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro y Sebastián Rodríguez, 'Chano', ya tiene perfectamente definida su hoja de ruta para acudir a la que será su quinta cita olímpica. Open de Lisboa la primera semana de marzo, Campeonato de España en Sabadell a continuación; del 18 al 26 toma de contacto en Río y, al volver, competición en Madeira. También realizará una concentración en altura en Sierra Nevada y en agosto se concentrará, previsiblemente en Cádiz. 'Chano' llega con la ilusión intacta y desafiando las leyes de la naturaleza.

- Último sprint hasta Río...

- Quedan ya menos de 200 días, eso ya no es nada. Como dice mi entrenador (Álex Brea) ahora no hay nada ya que rectificar. Todo lo que no se ha hecho, ya no se puede hacer.

- Usted ya ha recorrido este mismo camino en cuatro ocasiones anteriores...

- Cierto, pero no por eso es más fácil, al contrario. La responsabilidad es mayor, los nervios son mayores. Hay muchos factores importantes a tener en cuenta.

- ¿La edad, por ejemplo?

- Por ejemplo.

- ¿Y cómo se gestionan esos aspectos en una disciplina de tanta exigencia física como la natación?

- Pues aportando un poco más de todo. Más esfuerzo, más disciplina, si cabe; más constancia, si cabe. A todo lo que he hecho durante toda mi vida deportiva tienes que añadirle un plus más para intentar contrarrestar los años, que son un factor importante a tener en cuenta, por una cuestión fisiológica, obviamente. La naturaleza es así, y a estos niveles? Tenemos que buscar recursos. Jugamos mucho con el peso corporal. Cuando fui a Sydney pesaba unos 89 kilos y ahora estoy compitiendo con unos 74 o 75 como mucho. Eso es a base de rodearse de muy buenos especialistas. El sacrificio, eso sí, es cada día mayor.

- Así que, hasta que el cuerpo aguante...

- Es duro. La plata la gané por tres centésimas de segundo en el Mundial. Estamos hablando de que tienes que rendir mucho más que al cien por cien. Lo que sí que me siguen acompañando son las ganas. Mucha gente me pregunta que de dónde las saco, pero eso es defecto del animal.

- ¿La recompensa merece entonces cualquier sacrificio?

- Es cierto que tiene su recompensa, pero para mí la recompensa más valiosa la tengo de la gente. Poder dar charlas a gente joven y estar con ellos y transmitirles mi experiencia es algo increíble. Poder hablarles de todo lo bueno y todo lo malo que uno haya podido hacer. Eso es lo que más me inspira. Aparte de que esto ya es un estilo de vida.

- ¿Con qué objetivo llega a Río?

- Tenemos que trabajar con objetivos altos. Eso quiere decir que vamos a ir a por medalla. En la única prueba en la que vamos a tirarnos así, sin presión, aunque siempre la hay, será en el 200 metros. Luego tenemos el 100, el 50 y también el relevo, que va a ser la primera vez que se va a nadar un relevo mixto en unos Juegos Paralímpicos. Y ahí siempre me pasa lo mismo: me tengo que vaciar. Me gusta ese reto porque tanto la victoria como las derrotas son más compartidas. Así que el objetivo en Río, primero será el de intentar llegar y, después, ir a tope para conseguir el máximo rendimiento y trae consigo una medalla, pues mejor que mejor. Pero lo importante es que cuando llegues al final, cuando toques la pared, aunque no hayas conseguido medalla puedas decir que has vaciado. Yo en ese aspecto me quedo satisfecho porque siempre trabajo a tope.

- ¿Pero algún secreto habrá para que con 59 años pueda seguir pensando en podios y medallas?

- Debo decir que salgo a mi madre. Tiene 92 años y ella maneja su tablet, su móvil, su facebook? En el último test que hicimos en Madrid, en la Blume, los médicos no daban crédito. Yo voy a cumplir ahora 59 años, pero mi cabeza no está en esos 59 años. Aquí el rendimiento se ve enseguida. Nos exigen un 12 por ciento de grasa, en competición aún menos. Y eso se ve.

- Y el cronómetro no miente.

- Nunca. Aquí no hay edad. Aquí es el crono el que habla. Si sigue bajando, sigues compitiendo. Me preguntan a veces si tengo pensado ir a Japón. Pues cuando llegue a Río, una vez allí, los días previos a la competición, lo pensaré y lo meditaré. Antes incluso de tener los resultados deportivos, ahí será el momento de plantearme realmente si quiero seguir. Una vez ahí decidiremos.

- ¿Así que no llega a Río pensando que será su última cita olímpica?

- No. Nunca pongo fin. Hay que subir escalón a escalón. Cuando lleguemos a Río será un escalón más. Y una vez allí será en esa semana de adaptación previa a la competición, en la que estás un poco más solo, fuera de tu entorno y tienes tiempo para meditar un poquito, en la que pensaré si seguimos o no. Seguir significa otro ciclo, con los sacrificios que conlleva.

- Sacrificios que van más allá de la piscina, claro.

- Van más allá. El deporte son 24 horas, terminas de nadar, y empieza el entrenamiento invisible: hielo, fisio, más gimnasia en casa, vídeos, corrección... Si por algo me caracterizo es porque esa parte intento hacerla lo mejor que puedo. La higiene, los estiramientos, la disciplina personal, la dieta? Ahora estoy entrenando a las seis y media en Pontevedra y eso supone levantarme a las cuatro y media de la mañana. Eso, por ejemplo, es un esfuerzo importante.

- Y los rivales, ¿hay tiempo para estudiarlos?

- Por supuesto. Con Twitter, Instragram... estamos pendientes también unos de otros. Aquí es donde se juegan también las bazas psicológicas. Yo tengo un arma a mi favor porque la veteranía es un grado, pero eso no impide que me siga ponga nervioso. Pero tiene que ser así. Si cuando llegue a Río me encuentro como si nada, algo falla. Si no hay esa tensión, malo.

- ¿Qué le han aportado todas estas experiencias olímpicas además de una gran cantidad de medallas?

- Me ha cambiado la vida. Simple y llanamente. Me ha hecho ver puertas o ventanas donde antes pensaba que no había. Afortunadamente me da pie, y es lo que más me llena, a estar ahí donde me reclaman para transmitir mi experiencia deportiva y personal.

- ¿En qué ha cambiado el Chano que fue a Sydney del que está a un paso de competir en Río?

- Sigo siendo el mismo Chano, pero que piensa que con esfuerzo y trabajo no hay nada que no se pueda hacer.

- ¿Se imaginaba en el 2000 que llegaría a sus quintos Juegos?

- En la trayectoria de mi vida, nunca me he planteado grandes cosas. He ido peldaño a peldaño porque ponerse objetivos a largo plazo lo complica todo. Hay que fijarse objetivos que estén siempre a nuestro alcance.

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