Locura blanca en el Coliseum. En una final emocionante y muy disputada, el Real Madrid tiró de experiencia para derrotar a un Herbalife Gran Canaria que derrochó talento y ganas, poniendo contra las cuerdas a uno de los gigantes de Europa. Es la 26ª Copa del Rey que levanta el equipo de la capital, que ayer se vio aupado por Gustavo Ayón y Sergio Rodríguez.

Cómo se empieza puede determinar cómo se acaba. Pablo Laso y los suyos lo saben bien y por eso saltaron a la pista convencidos de marcar su territorio. Carroll abrió el marcador con un triple. Ayón y Maciulis lo acompañaron en el ataque para llegar a un 6-16 que hizo sonar las alarmas canarias.

Sin prisa pero sin pausa, como lleva haciendo en todos los partidos de esta Copa, el Herbalife planeó su estrategia y se deshizo de la defensa blanca gracias a Rabaseda desde fuera y Aguilar bajo el aro (24-26). Savané pudo empatar, pero falló desde la línea de tiros libres tras una falta antideportiva. Tan cerca y, de repente, tan lejos. Al siguiente minuto, el Madrid anotó ocho puntos que parecían un abismo (24-32). Felipe Reyes no encontraba obstáculos bajo canasta.

Teniendo en cuenta los partidos que ha jugado en A Coruña, queda claro que el equipo de Aíto García trabaja mejor bajo presión. Seleey y Salin aumentaron los esperanzas desde la línea de 6,75 y Báez, sobre la bocina, imitó a sus compañeros para mandar un mensaje alto y claro: hay partido. Lo que le faltaba por mejorar era el rebote, pero aún disponía de 20 minutos para alcanzar el nivel de su rival -capturó 32 por 43 de los de Laso-.

El segundo aviso de los amarillos llegó nada más volver de los vestuarios. El Herbalife se puso al mando en el luminoso. El público no tuvo que esperar al último cuarto para morderse las uñas. Una jugada de cuatro puntos de Carroll dio paso a la aparición estelar de Llull, que siempre anota cuando más se le necesita (48-53). Al igual que Sergio Rodríguez, quien ya había sobresalido en semifinales. Su ambición derriba muros o, más bien, defensas. El equipo de Aíto García no supo gestionar bien algunas de sus últimas posesiones y al Madrid volvió a abrir brecha (68-78).

Dos minutos para acabar y los amarillos volvieron a demostrar por qué han llegado tan lejos en esta competición. Oliver y Rabaseda sumaron seis puntos y el "pío, pío" resonó en el recinto coruñés. Oliver se lució en ataque. Pero solo podía ganar uno. El Gran Canaria se quedó sin hacer historia. El triple final de Rabaseda pudo cambiar el final (81-83), pero al Chacho no le tembló el pulso cuando se colocó en la línea de tiro libre. Ahí, quizá, está la diferencia. Tiró y anotó los dos. Casi había escrito el punto y final. El Herbalife recuperó la pelota, pero no pudo llevarla hasta la red y el bocinazo final dio paso a la euforia blanca.

El "campeones, campeones", el confeti y la Copa fueron los ingredientes de una noche inolvidable. También para los canarios, que aún perdiendo se sentían ganadores con el apoyo de su afición. El MVP, para Gustavo Ayón. Firmó una media de 13,7 puntos, 6,3 rebotes y 20,3 puntos de valoración. Su regularidad le permite llevarse el reconocimiento de mejor jugador del torneo. Luka Doncic se colgó el cartel de jugador más joven en ganar una Copa del Rey. A sus 16 años, el base esloveno desbanca a Ricky Rubio.