- ¿Cómo están los jugadores?

- Bien, preocupados por la situación porque no conseguimos sumar tres puntos, porque no conseguimos ser más fuertes defensivamente, pero concienciados de que la única manera es seguir trabajando y con la misma línea. En cuanto al comportamiento del equipo, a los entrenamientos o cómo afrontamos los partidos, estoy tranquilo. Pero hay situaciones que son incontrolables, como los errores individuales, que nos están costando más de lo previsto para poder ganar los partidos. Hace unos meses éramos un equipo fuerte, no nos hacían ocasiones de gol y a los equipos les costaba marcarnos. Ahora con muy poquito, incluso sin ocasiones, nos hacen gol. Eso hay que afrontarlo como tal, tratar de mejorar individualmente y, por supuesto, también a nivel colectivo. Estoy tranquilo porque siempre les digo que cuando lo intentas, cuando trabajas y das todo lo que tienes para el equipo, llega el lunes y no puede reprocharles nada en ese sentido. Necesitamos dar un paso al frente y estar todos un poco más concentrados en esas jugadas puntuales que nos están costando los partidos.

- La pólvora está mojada

- Cuando digo errores siempre parece que hablamos de los defensivos y también es cierto que arriba nos está muchísimo costando hacer gol. Un claro ejemplo fue el partido del domingo pasado ante el Cerceda. Un penalti, un jugador menos, estrellamos un balón en el palo. Esta es la situación. El tiro al palo se va a las manos del portero, cuando en un partido no hace mucho un penalti da en el palo, golpea la espalda de Álex y entra. Esa es la pequeña diferencia y es esa pizca de suerte que necesitas en el fútbol. Arriba estamos generando muchas ocasiones para lo que es la Tercera División, pero nos está costando muchísimo transformarlas.

- ¿Conocen ahora los entrenadores rivales más al Rápido?

- Es evidente que ahora cada vez los entrenadores conocemos más a los equipos con los que nos enfrentamos. En las segundas vueltas todo el mundo aprieta mucho más y eso sí que es un factor a tener en cuenta, pero en esta segunda vuelta creo que los entrenadores le piden a sus equipos fortaleza defensiva y esperar a nuestro error que nos pueda costar el gol. Saben que nos cuesta marcar y que en una media ocasión nos crean peligro. La cosa está por ahí, que los equipos ven que nos falta consistencia y lo quieren aprovechar.

- ¿Qué pasa en estos momentos por la cabeza de Jorge Otero?

- Sinceramente sumar los tres puntos del domingo. Lo recalco siempre, sobre todo por el equipo. No sé mi futuro, si voy a seguir, si no voy a seguir, los años que entrenaré, los equipos a los que entrenaré, no tengo ni idea y no me preocupa lo más mínimo. Lo que sí estoy convencido es que no sé si tendré un grupo de jugadores como el que tengo ahora mismo. Todos están involucrados, todos trabajan al cien por ciento para sacar los partidos adelante. Los que salen del banquillo lo dan todo cada vez que les toca y eso para un entrenador es para estar muy orgulloso. Veo que todo el grupo está comprometido, con muchas ganas de sacar esto adelante y a pesar de la racha que llevamos, cuando alguno podía bajar los brazos, todos siguen ahí y los veteranos, por ejemplo, tiran del grupo y son los que están siempre en primera línea.

- La medicina está clara

- Es evidente, todo pasa por ganar. El ejemplo es el partido del domingo. Si el penalti de Tomás y el palo de Oki hubieran entrado no estaríamos hablando de una situación crítica, sino de haber sumado un punto ante el líder con uno menos, un gran esfuerzo físico y todas estas cosas. El fútbol es eso. Con el mismo trabajo, con los mismos jugadores, la diferencia es que el portero toque el balón con la punta de los dedos.

- En estos momentos, calma

- Yo es lo que tengo, porque no lo entiendo de otra manera. Estamos en una situación que ya la hubiéramos firmado al comienzo de temporada. Hemos hecho un buen papel en la Copa Federación, para estar muy orgulloso y punto. Es verdad que la dinámica de resultados no es buena pero el trabajo sí, y yo me quedo con ello. Los que sabemos algo de esto sabemos cómo afrontarlas aunque desde fuera se vea de otra manera diferente.