A sólo seis meses de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Támara Echegoyen y su compañera de embarcación, la cántabra Berta Betanzos, han hecho girar todos los focos hacia ellas. Este fin de semana se proclamaban campeonas del mundo en la clase 49erFX, demostrando su proyección desde que hace unos tres años unieron sus caminos.
Después de alcanzar la gloria olímpica en Londres hace cuatro años, Támara Echegoyen se vio obligada a cambiar de embarcación y de equipo. El Match Race desaparecía del programa olímpico, y debía separarse de Sofía Toro y de Ángela Pumariega para buscar un nuevo camino hacia Río de Janeiro.
Y optó por el 49erFX y eligió como compañera a Berta Betanzos, que participó en la cita de Londres con Tara Pacheco en 470. La decisión no pudo ser más acertada. Juntas han superado una adaptación a un barco complejo, difícil. Han domado el 49er y por fin empiezan a cosechar los frutos de tanto trabajo.
De hecho, en el podio de Florida, la patrona gallega estaba eufórica tras el oro alcanzado. "Ha sido un gran regalo al trabajo duro que hemos realizado en esta campaña, y tras la celebración volveremos al trabajo para seguir creciendo para navegar aún más rápido dentro de seis meses en Río", comentaba.
El de Florida es el primer título mundial de Echegoyen y Betanzos en la clase FX. "Es un barco en el que las primeras veces que te subes, te das golpes", comenta el entrenador de Echegoyen y Betanzos, Pepe Lis. De hecho, la propia Támara confesó que lo primero que tuvo que hacer para adaptarse a la nueva embarcación fue perder el miedo a lesionarse. "Te vas al agua, te vuelves a mojar. Es todo así continuo desde el principio. El primer año no paras de irte al agua", prosigue Lis. "La primera vez que fui con ellas aún no era su entrenador, pero estaba con la Federación Gallega, y me fui con ellas a una regata. Desde entonces hasta ahora ha cambiado un mundo, vamos, es como si fueran otras regatistas dentro del barco", asegura.
Y todo gracias al esfuerzo y al trabajo duro. En junio de 2014 se proclamaban campeonas en la Semana Olímpica de Kiel. La primera piedra hacia Río, porque solo unos meses más tarde, en septiembre, lograban clasificar la embarcación (que no a ellas mismas) para la cita olímpica. Su octava plaza en el Mundial de Santander les concedía el billete, pero aún quedaba mucho trabajo por hacer.
Luchadora incansable, deportista sacrificada, perfeccionista... Echegoyen ya conoce el camino hacia el oro, un camino que está dispuesta a repetir. Sin apuros, trabajando poco a poco y con disciplina han ido mejorando en calidad hasta llegar a lo más alto del podio en Clearwater. "Ha salido de película. Hemos cometido fallos y errores que hay que resolver, y cosas que hay que mejorar", dice Pepe Lis. "Pero nuestro objetivo aquí era quedar entre los diez primeros. Era como una regata de pretemporada en la que buscábamos buenas sensaciones. No entraba en nuestros cálculos entrar en podio y estamos muy satisfechos", confiesa.
El sexto puesto del Mundial de Argentina les concedía ese billete, personal e intransferible, para estar en Río. Se lo habían ganado por derecho propio. Pero faltaba algo más, un podio, un reconocimiento internacional que certificara que el trabajo marchaba por buen camino. Y llegó, en Floria, un oro que no entraba en las previsiones pero que las llena de moral para seguir trabajando. "Probablemente ahora todo el mundo las vea como las favoritas, pero somos los mismos de la semana pasada. No por ganar aquí tenemos ya la seguridad de ganar en Río. Somos exactamente los mismos, que ya sabemos cómo ganar, pues mira, una cosa menos ya. Ahora hay que seguir trabajando para llegar lo mejor posible allí en agosto, estar tranquilos. Sabemos cómo hacerlo y que pueden hacerlo, pero bueno, tranquilidad y más trabajo, que nos queda mucho aún por delante", anuncia.
