Una fugaz aparición de Fernando Torres en el primer suspiro del partido ante el Getafe, bastó al Atlético de Madrid para sumar tres puntos en el Coliseum Alfonso Pérez, donde el cuadro de Diego Simeone ofreció una pobre imagen con la que sumó tres puntos vitales para seguir la estela del Barcelona.

Un minuto y un segundo. Eso es lo que necesitó el conjunto rojiblanco para sacar los colores a los jugadores del Getafe, que llegaron a la cita muy aleccionados por Fran Escribá para no salir dormidos en la primera parte, un periodo en el que ha perdido muchísimos puntos. De hecho, es el equipo que más goles ha recibido del campeonato en los 45 minutos iniciales.

Sus pensamientos positivos se fueron por el desagüe en cuanto vio a Fernando Torres rematar casi en la línea de la portería de Vicente Guaita el centro de Carrasco. Solo, sin nadie que le cubriera, dándose un paseo por el área del Getafe, el delantero del Atlético abrió el marcador con una tranquilidad pasmosa.

Los jugadores de Escribá incumplieron las órdenes de su entrenador y se metieron en un lío.

Mientras, el Atlético vivía muy cómodo, casi jugando al trote. Sólo necesitó echarse atrás, cerrarse con orden y esperar algún contragolpe para liquidar el duelo. Con ese aburrido istema, dispuso de un par de ocasiones claras casi con los mismos protagonistas.

En la primera, Torres desaprovechó un gran pase de Gabi que le dejó solo delante de Guaita para mandar la pelota fuera de la portería del Getafe. Y, en la segunda, Carrasco, que después se marchó lesionado, lanzó un centro envenenado que acabó salvando como pudo Guaita.

Eso fue todo. No hubo más. El Atlético, con muy poco, se aprovechó de la indolencia inicial del Getafe para irse al vestuario con un 0-1 que consiguió casi sin despeinarse. Escribá tenía un duro trabajo en el descanso para rearmar a sus hombres, incapaces de encontrar huecos en una muralla muy sólida.

El inicio del segundo acto no trajo novedades. Las intenciones de ambos equipos seguían siendo las mismas. Incluso se refrendaron las ideas de ambos entrenadores. Simeone decidió no intentar aumentar el marcador y lanzó un mensaje más conservador con la salida del campo de Fernando Torres y la entrada del argentino Matías Kranevitter para sujetar aún más el duelo. Con esa idea iba a morir el Atlético, que, sin embargo, pudo hacer el 0-2 en el último suspiro en una ocasión clamorosa fallada por el argentino Ángel Correa.