La selección española de fútbol sala conquistó el séptimo Campeonato de Europa de su historia en Belgrado tras imponerse (3-7) a Rusia en la final, un título que devuelve a la 'Roja' con toda justicia al trono continental y que permite al ala vigués Adrián Alonso, Pola, lograr su primera corona continental.
- Por fin ha podido cumplir su sueño de ganar un título con la selección...
- Sí. Era un sueño, me ha costado cuatro años desde que convocaron por primera vez para un Europeo, en el que por desgracia me lesioné, y hemos conseguido el objetivo de ser campeones, hemos hecho un grandísimo partido y al final estoy muy contento, con mis compañeros y conmigo mismo y contento con este título.
- España ha realizado un campeonato casi perfecto. ¿Siempre confiaron en que el título sería suyo?
- Siempre tuvimos esa confianza. Se pusieron las cosas muy feas en la concentración de Las Rozas con tantas lesiones antes de venir, pero sabíamos que todo dependería de nosotros, de nuestro trabajo, y lo logramos. El trabajo y la unión del equipo ha sido clave para ser campeones.
- ¿Cuál fue el momento más complicado de este campeonato?
- Quizá la semifinal fue lo más difícil. Una selección como Kazajistán es muy complicada. Te llevan a un plano psicológico duro, en el que hay que ser muy fuertes para hacer las cosas con tranquilidad y bien hechas. Al final supimos ganar y nos clasificamos para la final.
- Y ahí, esta vez, no dejaron escapar la oportunidad...
- Nadie se esperaba en la final un resultado tan abultado al final del primer tiempo, ni tampoco al final del partido. Sabíamos que Rusia era una de las mejores selecciones, que iban a salir duro, pero fue clave nuestra mentalidad ganadora. No les dejamos respirar y fueron claves nuestros robos de balón. Conseguimos meter goles pronto y al final se nos puso todo de cara y conseguimos llegar con relativa tranquilidad a los minutos finales del partido.
- ¿Satisfecho con su actuación?
- Más que satisfecho, aunque hubiera tenido que llevar solamente el agua. Ser campeón de Europa es algo que está al alcance de muy pocos y tuve además la suerte de haber hecho un gran campeonato, ayer (por el domingo) una gran final, con dos goles, y estoy contento por haber logrado ser campeón de Europa, porque si no hubiéramos ganado a Rusia esos dos goles, esa final que hice, no habrían servido para nada y nadie se acordaría de ello.
- ¿Le hace olvidar este título la decepción del Europeo de 2012, en el que no pudo jugar al lesionarse tras ser convocado?
- No olvidar, pero sí valorar. Valorar que el deporte de élite no es tan bonito como todo el mundo cree. Todos disfrutamos pero al final tiene sus riesgos y las lesiones son el día a día. Me hace valorar todo el trabajo que he hecho para estar donde estoy, para superar metas, retos, y para demostrarme a mí mismo y a todo el mundo que con trabajo, ambición y ganas en la vida prácticamente todo es posible.
- Se habrá acordado mucho de aquella final de 2012.
- Me acuerdo perfectamente de esa final, estaba en casa con la rodilla inmovilizada. Ese día fue duro para mí porque en una primera lista estaba ahí. Eso me valió para coger fuerza y para valorar mucho más esto. Fueron muchas las horas de sacrificio que he tenido que hacer, pero me he recuperado, he vuelto a un gran nivel, estoy en el mejor equipo del mundo, en la mejor selección del mundo y para mí es un orgullo.
- Y esta vez, ¿se lo dedica usted a alguien?
- Se lo dedico a mi novia, que siempre está conmigo. A mi madre y a mi hermano que también me apoyan mucho y siempre están ahí. A mi padre, que falleció cuando yo tenía 16 años, a mi familia, a mis suegros, a mis cuñados, a mis amigos. A toda la gente que realmente me apoya, no solo cuando gano títulos, sino en mi día a día, cuando pierdo, cuando no hago bien las cosas. Son fundamentales en mi vida y esto no podría ser posible sin ellos.
