Puede que ya sea demasiado tarde para creer en el milagro. Puede, pero el Octavio, de morir, morirá con la cabeza bien alta si juega los partidos que le restan igual que jugó ayer ante el Amenabar ZKE. Seriedad, concentración y también una gran dosis de suerte fueron los ingredientes con los que ayer el cuadro académico cocinó su esperada victoria ante el cuadro guipuzcoano, al que supera, además, en el golaverage. El Octavio sigue colista, pero pone fin a una mala racha que ya pesaba demasiado tanto a nivel deportivo como anímico. Desde el 31 de octubre, ante el Juanfersa Comunicalia, As Travesas no saboreaba el triunfo. Ayer pudo volver a hacerlo. Puede que sea tarde. Pero ayer el Octavio empezó a cerrar heridas y deja la incógnita de qué será capaz de hacer en lo que resta de temporada.

El partido llegó con empate a 12 en el marcador. Un empate con el que no se merecían llegar los rojillos al paso por el vestuario por lucha y por entrega. Hasta el min. 10, el Octavio se vio obligado a remar a contracorriente, como casi siempre esta temporada, pero esta vez, no se desesperó, supo esperar su oportunidad de la mejor manera. Con calma, con trabajo y lucha. Fue Ángel Iglesias el que estableció el 5-5 con el que el Octavio comenzó a forjar su sueño. La exclusión de Gayoso vino acompañada de un lanzamiento de siete metros por parte de Torriko, que no perdonó, para poner el 5-7. Calma. Borja Méndez recortaba distancias y Mbanefo volvía a igualar. El polaco celebró su gol con euforia, corriendo por la banda con los brazos en cruz. El Octavio estaba labrando una gesta.

Una gesta porque para el cuadro de Jabato un triunfo vale su peso en oro, les da vida o, por lo menos, esperanza. En el min. 16, Quintas pone por delante a su equipo, 8-7 y un mundo por luchar todavía.

En el min. 20, Torriko fallaba un penalti y As Travesas era un clamor. Otro fallo desde los siete metros de Aguirrezabalaga hundía a los guipuzocanos y Silva, que marcaba un gol casi imposible demostraba que ayer al Octavio le sonreía la fortuna que le ha dado la espalda durante todo el curso.

El Octavio llegó al descanso con empate a 12, después de que Balenciaga echara mano de la pizarra para minimizar los daños en su bando. También se jugaba mucho el Amenabar en este envite, pero en la segunda parte el Octavio supo reaccionar. No perdió los nervios y poco a poco fue recuperando la fe en sí mismo. Y se desató. Figuerido, Méndez, Silva, Gayoso, Conde, Dani Bernárdez... todos ellos fueron poniendo una losa en el camino de los rojillos hacia el triunfo. Y Lloria. Lo suyo merecería una crónica aparte. Su aportación fue vital para que el Amenabar se fuera apagando poco a poco. La roja a Atorrasategui acabó por noquear a los guipuzcoanos. El Octavio cierra heridas, camina hacia la vida, pero aún le queda un largo camino por recorrer.