La presente campaña del Celta de Berizzo deja al aficionado pocas grietas para los reproches. Séptimos en Liga, en semifinales de Copa del Rey y realizando un fútbol que enamora. Sin embargo, hay estadísticas preocupantes que un equipo que quiere luchar por Europa a final de temporada no debería tener. El Celta ha encajado 35 goles en contra en la competición doméstica, los mismos que el Sporting de Gijón (décimo séptimo en la tabla) y ha marcado 33. Los vigueses son el equipo más goleado de los primeros catorce clasificados de la Liga.

Esta hemorragia de goles es fruto de la propia naturaleza del fútbol de los célticos, que no se frenan a la hora de gestionar esfuerzos en la parcela ofensiva; lo que obliga a desguarnecer la portería propia. A esto hay que añadirle los tramos de irregularidad defensiva por los que ha pasado el Celta este curso y la falta de acierto en algunos partidos de Sergio Álvarez o Rubén Blanco, capaces de lo mejor y lo peor esta temporada.

Este Celta no va a cambiar. El ADN del conjunto de Berizzo lo obliga a jugar a pecho descubierto. Pero el 'Toto' ha de incrementar la eficacia y la concentración defensiva para terminar la campaña tan arriba como la empezó.

Hugo Mallo y Orellana, sancionados

La derrota contra Las Palmas, además de la pérdida de dos posiciones en la clasificación, también ha tenido otros daños colaterales. Hugo Mallo vio la quinta tarjeta amarilla y no podrá jugar el próximo sábado frente al Sevilla en el encuentro de Liga. Tampoco jugará ese partido Orellana, que vio la quinta amarilla por protestar y la sexta por simular un penalti, lo que le impide jugar en Liga contra los hispalenses -sí podrá participar en el choque de ida de la Copa- y le deja de nuevo apercibido con cuatro tarjetas. Pablo 'Tucu' Hernández, por su parte, consiguió terminar el partido pese a tener que ser atendido por el cuerpo médico celeste. El argentino-chileno acumula muchos minutos en sus piernas.