La gala celebrada ayer en el Auditorio Municipal de la Praza do Rei sirvió también para homenajear al atletismo vigués en general, premiando la trayectoria olímpica de Javier Álvarez Salgado (México 68 y Múnich 72), de Virgilio González Barbeitos, campeón de España de 400 y 800 en los años 60; y de Marina Abruñedo, por su total dedicación al trabajo de captación de niños para el atletismo.

A mayores, hubo reconocimientos al Comesaña Sporting Club como vencedor del circuito a los puntos por segundo año consecutivo (logro igualmente conquistado en 2012), al Club Máis que Auga como entidad que ha aportado más atletas al circuito y a la firma Manuel Tomás, fiel patrocinadora todos estos años del Veteranos de Samil.

El Concello entregó además un recuerdo a la Policía Local y a Protección Civil, por su trabajo para que las carreras convivan sin problemas con el tráfico rodado y distinguió de forma signficativa a los más veteranos de los miles de competidores del circuito: Loli García (1950) y Alfonso Fernández (1940). Todo un ejemplo a seguir.

En lo que a carreras se refiere y tras premiar en 2014 a las 24 horas de Vigo, esta vez la prueba más impactante fue la Carrera de la Mujer, en la que El Corte Inglés reunió a 1.228 atletas que concluyeron el recorrido, entregando además un reconocimiento a la Media Maratón Vig-Bay porque el año pasado cumplió 15 años de existencia.

La serie de homenajes concluyó con un recuerdo a los primeros ganadores del circuito, en 2009, Daniel Bargiela, José Carlos Adán, José Álvarez, Sergio Ramos, Marta Fernández y Mónica Incera.

Abel Caballero, alcalde de la ciudad, cerró el acto destacando "la fuerza y determinación de los atletas" así como "su forma de entender la capacidad humana". Caballero, siempre presente en las carreras atléticas, aseguró sentirse "honrado de ser alcalde de Vigo cada vez que os veo cruzar la meta con un inmenso cansancio, agotados, pero con los ojos llenos de ilusión".

El regidor recordó sus años universitarios en Gran Bretaña cuando "tenía enorme morriña y ganas de volverme a Vigo y vi en la televisión, compitiendo en una final de los Juegos Olímpicos, a Javier Álvarez Salgado. Se me pasó la morriña y me sentí fortísimo porque era la muestra de lo que se puede hacer".