Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Berizzo reina en el territorio de Simeone

El Celta confirmó el control que ha ejercido en toda la eliminatoria. La decisión de dar descanso a los titulares en Vallecas, clave

Hugo Mallo, Wass, Pablo Hernández, Guidetti y Aspas celebran el tercer gol del Celta. // LOF

Cuesta trabajo describir la magnitud de la gesta protagonizada ayer por el Celta. Los vigueses tumbaron a un equipo titánico como el Atlético en el escenario donde más cómodos se sienten y se manejan mejor que nadie. Ahí, en el "territorio Simeone", el de la batalla táctica, las eliminatorias a doble partido, los detalles y la pizarra, reinó Berizzo que gobernó la eliminatoria de manera soberbia. Lo hizo en la ida y se confirmó ayer en el encuentro de vuelta. Ni un minuto estuvo por debajo en la eliminatoria -lo que hubiera sido trágico para sus intereses- y tras el primer gol de Hernández el equipo gestionó con experiencia y eficacia la ventaja para acabar dándose un pequeño homenaje y lograr lo impensable, meterle tres goles al Atlético de Madrid, algo que no sucede desde hace un año cuando el Barcelona se impuso por idéntido marcador (2-3) en el Calderón.

vallecas

Es imposible no referirse a este partido sin hacerlo al de Vallecas de hace cinco días. Mucho de lo sucedido ayer tiene que ver con la decisión de Berizzo -arriesgada- de conceder descanso en la Liga a la mayoría de los futbolistas que iban a jugar en el Calderón. Simeone no lo hizo y su equipo se resintió. Consciente de que el aspecto físico iba a ser determinante, el entrenador del Celta optó por guardar fuerzas y el segundo tiempo de su equipo ayer le dio la razón. No es el vigués un equipo con la energía del colchonero y el peso de los minutos de Vallecas hubiese condicionado seguramente su rendimiento copero. Eso les permitió hacer un brillante segundo tiempo mientras los de Simeone languidecían.

contundencia

El fútbol y más las eliminatorias como ésta se deciden por simples detalles, por cuestiones que a veces escapan del control de los técnicos. La contundencia es una de ellas. El Celta ayer tuvo la pegada de un campeón mundial de los pesados. Una brutalidad. Pocos remates, muchos goles. Otros días sucede exactamente al contrario porque este deporte es así de caprichoso y hay cosas imposibles de explicar. El Celta tuvo esa virtud en una cita clave para su futuro.

pablo hernández

Ahora ya casi nadie se pregunta por qué juega. Le ha costado, pero al final su jerarquía en el equipo es gigantesca. Tiene peso en el juego y es uno de los mejores llegadores que uno se puede encontrar en el campeonato español. Ayer cazó dos goles gracias a su gran remate de cabeza y marcó otro más que fue anulado. Pero el Tucu fue mucho más. Se llevó como acostumbra todos los palos -seguramente influye su forma de manejar la pelota, de protegerla-, pero en el segundo tiempo junto a Radoja, otro que también merece un homenaje, manejó el partido a su antojo. Se tragó por completo a Gabi y Koke y no es cualquier cosa.

guidetti

Esta eliminatoria de Copa ha cambiado de forma radical su papel en el equipo. Su eliminatoria ha sido brillante. Contra centrales tan sólidos como Godín o Giménez peleó como una fiera. Uno de los dueños absolutos de la eliminatoria. Porque estuvo enorme en Vigo, donde el Celta basó su juego en los envíos hacia él, pero ayer combatió con la determinación de un legionario. Para añadirle más grandeza a su partido dejó un gol para el recuerdo, un leñazo desde más de treinta metros que se coló por la escuadra para inclinar la eliminatoria del lado del Celta.

el papel de orellana

Determinante. Cuando en el primer tiempo se le apagaron las luces al Celta, que sufrió con la presión del Atlético de Madrid, fuie el chileno el que encontró las vías de salida y los caminos que nadie encontraba por el campo. Magistral con la pelota y también en defensa en su palea con Juanfran Torres al que persiguió por todo el campo. Un ejercicio futbolístico y también físico. Nada nuevo bajo el sol, pero conviene recordarlo de vez en cuando. Lo merece.

El espíritu

Tal vez lo mejor que tuvo el Celta, independientemente del acierto de cada momento, es la voluntad del equipo de no renunciar nunca a la ambición. Otro equipo hubiese salido en el segundo tiempo, con el empate a uno en el bolsillo, con la idea de protegerse, de cuidarse, de medir los riesgos. Pero al revés, salieron convencidos de que la llave estaba en encontrar ese segundo gol. Y cuando lo hicieron se marcharon a por el tercero. Un ejemplo hermoso que el Celta dejó para lograr el pase a semifinales y que también sirve para honrar la figura de su entrenador.

Compartir el artículo

stats