Simeone ha conseguido en el primer mes de 2016 lo que parecía imposible: mejorar el nivel defensivo del Atlético de Madrid, conjunto que ha convertido en una tarea titánica hacerle un gol.

En los siete partidos de competición oficial que han disputado los colchoneros durante el mes de enero únicamente han encajado un gol y han mantenido la puerta a cero en los seis restantes. Un dato estremecedor y que confirma lo que ya se sabía, la complejidad de la tarea que el Celta persigue esta noche. Porque pocos equipos exigen lo que el Atlético de Madrid en todos los sentidos. Berizzo ayer recalcó la importancia que tendrá proteger su portería y encontrar el gol necesario para estar en las semifinales de la Copa del Rey. Un vistazo a lo que ha hecho el Atlético desde el comienzo del año confirma la rocosidad del grupo de Simeone que nace en la portería (Oblak es un arquero asombroso aunque Moyá siempre ha cumplido cuando ha jugado en la Copa), continúa en la defensa y termina en el comportamiento del resto de futbolistas que ponen un enorme empeño en la tarea de recuperar la pelota y llenar de trampas el camino de los rivales.

El Atlético de Madrid ha jugado en lo que va del mes de enero siete partidos. Pues en estos 22 días (los que van del 2 de enero al pasado domingo 24) únicamente han encajado un gol. Sucedió en la Copa del Rey en el encuentro de ida de los octavos de final en el que empataron a un gol en el campo del Rayo Vallecano. Allí Nacho anotó en el primer tiempo el único gol encajado por los de Simeone en lo que va de 2016. El resto los han saldado con su portería a cero. Comenzaron la andadura en la Liga con un 1-0 ante el Levante; luego llegó el partido con el Rayo Vallecano y desde entonces sus arqueros no han tenido que asomarse al interior de la puerta. 0-2 al Celta en Liga; 3-0 al Rayo en la vuelta de la Copa del Rey; 0-3 a Las Palmas en Liga; 0-0 en Balaídos en la ida de los cuartos de final y 0-0 del domingo en el partido de Liga frente al Sevilla. Un gol encajado en casi 650 minutos de juego (sumando los descuentos). La tarea del Celta en el Vicente Calderón es extraordinaria: marcar un gol y negar a la estadística.