Jaime de Haz ha dado un paso de gigante hacia su sueño olímpico. Pese a lo complicado de su empresa, prefiere sentirse confiado y soñar con hacer algo "digno" en el nuevo camino que ha tomado su carrera deportiva.

Hace unos meses, y tras varios años luchando contra la báscula, decidió pasarse al peso pesado. Formó parte del ocho con timonel que quedó undécimo en el pasado Mundial de Aiguebelette (Francia). Pero el vigués no se ha rendido, ha seguido trabajando, ganando volumen y, sobre todo, experiencia.

Ha superado ya el vigués varias "eliminatorias". La última el pasado domingo, donde disputó los últimos test de cara a la selección del barco que acudirá al preolímpico de Lucerna el próximo mes de mayo. "Entre los cuatro que éramos hicimos dos regatas para comparar tiempos. Yo gané con las dos parejas y en un principio yo soy el que más fijo está y ahora pasarán los tiempos al seleccionador y estamos a la espera de lo que él diga", indica De Haz. "El entrenador ha dicho que va a proponer el barco más rápido, a pesar de que fuera en una segunda serie y de que hubiera un poco menos de viento. Aunque también quiere mantener el otro barco para que sigan entrenando con nosotros y nos aprieten un poco", explica el remero vigués.

Tras una dura concentración en Sierra Nevada antes de las vacaciones de Navidad, que este año sí que pudo disfrutar en casa, llegó la hora de la verdad para saber si su decisión de pasarse al peso pesado había sido la acertada. "Tanto como acertada no lo sé, la verdad. Para que fuese acertado para mí por lo menos tendría que haber resultados internacionales. Pero la verdad es que no me esperaba entrar en el barco y aún me queda bastante por mejorar, por coger peso y todo eso, y no me lo esperaba, pero claro, aquí en España no es que tengamos mucho nivel, el caso es ganar fuera de España, que es a lo que aspiramos".

Así que toca seguir trabajando muy duro, porque en el horizonte ya se encuentra Lucerna, la fecha clave en las aspiraciones olímpicas del gallego. "Aún hay mucho margen de mejora. Éstas han sido las primeras veces que hemos remado juntos una regata y no lo haces todo lo bien que puedes, no conoces a tu compañero? y creo que de aquí a mayo, que es la repesca, hay mucho que mejorar, por eso tengo esperanza y no tiro la toalla. Tengo la esperanza de que podamos hacer algo digno", indica.

Aún así, no olvida que la gesta que se propone entraña una enorme dificultad. "Entran dos barcos y es bastante difícil. Hay gente que se ha quedado fuera de los Juegos que ha hecho unos tiempazos. Hay que ponerse mucho las pilas. A estas alturas estamos bastante lejos, nos medimos a equipos que llevan preparando el barco juntos varios años y nosotros, por mucho que rememos bien un par de meses, tenemos que conseguir lo mismo que ellos en años", analiza.

Sin embargo, salta cada mañana a las aguas del Centro de Alto Rendimiento de La Cartuja, donde se encuentra todo el año concentrado, con el propósito de alcanzar su gran sueño olímpico. "Si no tuviera ese sueño, no estaría aquí entrenando para intentar clasificar el barco, pero hay que ser realistas y saber que hay gente que lleva cuatro o cinco años preparando el barco y nosotros llegamos y en el último mes y queremos hacer todo el trabajo de años y tampoco eso es así. Queremos ser optimistas sin embargo y pensar que podemos hacer algo interesante. Si lo conseguimos, el subidón que nos puede dar no está escrito", bromea. Pero para el remero, "ya el hecho de haber entrado en el doble y que confíen en ti para ir a la repesca, pues es una muy buena motivación. Es un paso más".