Esperar quince años merece la pena. El paladar degusta como nunca la enésima obra de arte que ha firmado el Celta en el Vicente Calderón. El equipo vigués firmó una noche histórica, épica, ante el conjunto más rocoso y sólido de Europa. El Atlético de Madrid sólo había encajado ocho tantos en Liga. Ante los vigueses, Moyá tuvo que recoger hasta en tres ocasiones el esférico en el fondo de su portería. El pase a semifinales se consiguió por la puerta grande, con una segunda parte de ensueño que hace que se dispare el termómetro de la ilusión.

Berizzo parecía el hombre elegido. En las redes sociales circulaba el tanto que en su etapa de futbolista permitió al Celta asaltar el Vicente Calderón. Parecía un guiño del destino. Y así fue. Su "hombre", Pablo "Tucu" Hernández, fue el encargado de romper la fortaleza aérea de un Atlético de Madrid que esta temporada sólo había encajado un gol a balón parado. El Celta, con un gran déficit de resultados en la estrategia, construía su hazaña copera sobre la pizarra de Berizzo y su cuerpo técnico.

El cuadro celeste sobrevivía en los minutos iniciales al acoso y al ímpetu del conjunto colchonero. Ni Berizzo ni Diego Pablo Simeone se habían guardado nada. En juego estaban unas semifinales de Copa, una ronda en la que ya se empieza a vislumbrar la conquista del primer título del curso. El Celta era incapaz de imponer su juego, pero su despliegue físico era descomunal. Se había propuesto, como en la ida, igualar la intensidad de uno de los bloques más físicos del fútbol europeo.

El Atlético de Madrid insistía. Una y otra vez. El Celta encajaba bien los golpes. No estaba contra las cuerdas, sino que parecía que esperaba al Atlético de Madrid. El conjunto vigués esperaba como Ali en su histórica pelea contra Foreman. El golpe de gracia llegó pasados los primeros veinte minutos de juego. Pablo Hernández volvía a dejar su sello en el Vicente Calderón. De aquel taconazo que supuso su bautizo como goleador céltico a un cabezazo que enviaba a la lona al robusto equipo de Simeone.

Supo reaccionar el Atlético de Madrid. Griezmann aprovechó un rechace a una parada de Rubén Blanco para equilibrar el tanteo. El Atlético de Madrid siguió apretando, pero poco a poco el peligro se iba diluyendo del área céltica. El encuentro se iba al descanso con un Celta que estaba sufriendo, pero que se estaba mostrando sólido. En la reanudación se confirmó el contratiempo. Sergio entraba en el tapete en lugar de un Rubén Blanco que había salido damnificado de un choque con Vietto.

En el segundo acto se confirmaría la hazaña. Son 45 minutos para grabar, para visionar, bajar la mirada hacia el escudo y sentirse orgullosos de amarlo. El Celta apenas sufrió. Los nervios y las imprecisiones desaparecieron y el estilo del conjunto vigués empezó a imponerse ante un Atlético de Madrid que veía cómo se apagaba su vida en la competición del KO. Mateu Lahoz anulaba un tanto a Pablo Hernández al considerar que cuando centró Guidetti el balón había superado la línea de fondo. Jugada para la polémica que acaba, finalmente, como una anécdota. Poco después, nuevo golpe que enviaría a la lona al Atlético de Simeone. Zapatazo de Guidetti que quitaba las telarañas de la portería defendida por Moyá. El gol noqueba al equipo madrileño, que minutos después sufría de nuevo el juego por alto del "Tucu". El chileno firmaba la tercera diana de la noche para un Celta que ya tocaba las semifinales de la Copa del Rey con la punta de sus dedos.

Quedaba todavía un mundo para el pitido final. Pero la conquista ya se había consumado. Sólo la permisividad de Mateu Lahoz, que debió haber expulsado a Koke y Godín, y la creatividad de Correa dieron algo de vida a un Atlético de Madrid exasperado. Fue el propio atacante argentino el que dio algo de suspense a la recta final del choque. Sin embargo, los colchoneros estaban sin ideas en ataque, jugando a la desesperada y cortando las contras de un Celta que quería asestar el golpe definitivo al choque.

Al final, el equipo vigués firmó un partido heroico, épico, que permite dar un nuevo paso en la Copa del Rey y estar a un palmo de regresar a una final de Copa del Rey quince años después. El fútbol se la debe al Celta. Por historia, por ese "fútbol de salón" que cinco años atrás vivió su noche de presentación en el mismo escenario en el que ha presentado su candidatura al título. Y, sobre todo, por "afouteza e corazón".

Ficha técnica:

Atlético: Moyá; Juanfran, Godín, Giménez, Filipe Luis; Gabi, Koke, Saúl (Óliver Torres, 62´), Carrasco (Correa, 58´); Griezmann y Vietto.

Celta: Rubén Blanco (Sergio, 46´); Hugo Mallo, Cabral, Sergi Gómez, Jonny; Radoja, Wass, Pablo Hernández; Orellana, Iago Aspas y Guidetti (Beauvue, 80´).

Goles: 0-1: Pablo Hernández (21´); 1-1: Griezman (28´; 1-2: Guidetti (28´); 1-3: Pablo Hernández (63´); 2-3: Correa (81´)

Árbitro: Mateu Lahoz (comité valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Vietto, Filipe Luis, Gabi y Koke por parte del Atlético de Madrid mientras que por parte del Celta vieron cartulina amarilla Hugo Mallo y Guidetti.