El mundo del tenis sigue anonadado por la revelación de que veintiocho tenistas, dieciséis de ellos situados en el Top 50 del mundo, fueron sospechosos de arreglar partidos durante la pasada década. Entre ellos hay ganadores de torneos de Grand Slam de individuales y dobles. Las mayores sombras pesan sobre ocho jugadores españoles y argentinos que habrían estado controlados por un grupo mafioso de Italia, aunque no se concretan sus nombres.

Al hilo de esta información revelada por la BBC y la página web BuzzFeed News han salido tenistas a la palestra como Djokovic, reconociendo que en algún momento les ofrecieron amañar partidos. El lucense Óscar Burrieza, el mejor tenista gallego de la historia, ha declarado al diario El Mundo que él vivió un caso parecido siendo ya entrenador. Fue cuando dirigía a Guillermo Alcaide, madrileño que reside en Sanxenxo. Burrieza recibió una propuesta para que su discípulo se dejase ganar en Wimbledon, en 2004, en su primer partido en el torneo ante el francés Gilles Simon. "Alguien me contactó a través de una tercera persona, ofreciéndome 60.000 euros para que Guillermo perdiese. Ni siquiera se lo comuniqué al jugador hasta después del partido", explica Burrieza. Alcaide perdió aquel partido ante un rival muy superior a él, pero que venía de una lesión, lo que alimentaba las dudas. Burrieza entiende que los organismos rectores del tenis no han puesto demasiado interés en atajar este problema: "Tanto la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) como la ITF (Federación Internacional de Tenis) tienen un buen botín con el patrocinio de estas casas (de apuestas)".