El Ribadumia ha añadido una nueva evidencia a su emerger de las últimas semanas. Ante el Órdenes logró una de esas victorias labradas a base de comunión colectiva y de fe inquebrantable en el plan a ejecutar. El abrazo que se produjo entre cuerpo técnico y banquillo tras el gol de Arán que suponía el 2-1 es otro significativo hecho para la esperanza que añadir a lo futbolístico. A Senra se presentaba ayer como un espacio limitado a las exquisiteces. Tocaba traicionar un poco el estilo en pos de los tres puntos y lo cierto es que lo lograron.