Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

fútbol - Internacional

La "Marca España" se estrella en Oporto

La abrupta destitución de Lopetegui está marcada por la ausencia de títulos y una relación rota con la afición

Julen Lopetegui protesta durante un partido en el estadio do Dragao. // AFP

El FC Porto venció ayer el derbi ciudadano ante el Boavista por 0-5 y concluye la primera vuelta en segundo lugar y a 4 puntos de la cabeza. Es el Sporting de Portugal el que, tras arrebatarle al Benfica al técnico Jorge Jesús, lidera la liga portuguesa, una de las más abiertas de la vieja Europa esta temporada. La situación del FC Porto en Liga no es dramática, pero sin embargo el año comenzó con el despido del técnico español Julen Lopetegui, cuya relación con la afición estaba rota desde hacía tiempo. El vasco dejó el banquillo portista sin sumar ningún título desde su llegada en 2014. De hecho, el principal club del norte de Portugal no lleva un trofeo a sus vitrinas desde 2013, y la perspectiva de finalizar otro año sin tocar metal es insoportable para una afición que en las últimas décadas acostumbra a ver por encima del hombro a sus eternos rivales de Lisboa.

La caída de Lopetegui llegó tras un empate en O Dragao ante el modesto Rio Ave. El presidente Pinto da Costa no aguantó más la presión de la grada y acabó por renunciar a su apuesta personal en el banquillo. El pretendido cambio de estilo e incluso el intento de "españolización" durante su primera temporada al frente del FC Porto no dio los resultados esperados y ahora el longevo presidente busca a un sustituto. De momento ayer fue Rui Barros el que dirigió al equipo en una victoria ante el Boavista, que también vivió un reciente cambio de entrenador. En sus quinielas la prensa lusa pone el foco en Luís Castro, míster del segundo equipo que lidera la categoría de plata del fútbol portugués.

Son varios los momentos que en este año y medio explican el deterioro de la relación entre Lopetegui y la grada de O Dragao. El entrenador estaba visto para sentencia desde su eliminación de la presente Champions League en Londres. El equipo fue recibido con insultos por parte de un grupo de aficionados a su regreso a casa, y no por la derrota ante el Chelsea, sino por cómo se produjo la caída de la máxima competición continental: a falta de dos jornadas de la fase de grupos los portugueses sumaban 10 puntos, lideraban el grupo y un solo punto les daba el pase matemático a octavos. Sin embargo, una inesperada derrota en casa frente al Dinamo de Kiev dejaba los deberes pendientes para un encuentro contra el Chelsea, con Mourinho jugándose por entonces un cargo que también ha perdido. En Londres el FC Porto perdió por 2-0 con un humillante gol en propia puerta de Marcano. Aunque dominó el balón apenas generó peligro.

Las declaraciones de Lopetegui asegurando que su equipo tendría más oportunidades cayendo a la Europa League no hicieron sino encender más los ánimos de su propia afición. Para colmo, y como si la diosa fortuna se estuviese riendo del técnico español, el sorteo encuadró al FC Porto con el poderoso Borussia Dortmund en la siguiente ronda de la Europa League.

Lopetegui tenía un contrato por tres temporadas, pero solo cumplió la mitad. Llegó como respuesta al título liguero que había ganado el Benfica y con la experiencia de haber entrenado a las categorías inferiores de la Selección Española. Desde que José Couceiro pasó por el banquillo portista en 2005, ningún técnico se había ido sin levantar al menos un título.

Ventas

Aunque la contratación de jugadores españoles y sobre todo el hecho de convencer a Iker Casillas para cruzar la frontera, pusieran el foco mediático sobre el FC Porto, los resultados distan mucho de lo esperado. La goleada al Basilea y la victoria en casa frente al Bayern de Múnich en la pasada edición de la Champions quedaron rápidamente olvidadas, sobre todo por una goleada de escándalo encajada en el Allianz Arena y por la pérdida de jugadores muy importantes el pasado verano como los laterales Danilo y Álex Sandro o del delantero Jackson Martínez, que se sumaron al regreso de los cedidos Casemiro y Óliver Torres y al enésimo salto de club en club de Ricardo Quaresma.

Pero el primer borrón en la trayectoria de Lopetegui en Portugal llegó con la eliminación en Taça frente al Sporting la pasada temporada. Un once plagado de suplentes levantó las primeras voces críticas. Después llegaría la derrota como local frente al Benfica, el eterno rival, que supuso un punto de inflexión en un campeonato regular que volverían a ganar los "encarnados". La ya mencionada goleada de Múnich fue un golpe durísimo para una afición que lo fiaba todo a la brillante temporada que estaba realizando el equipo en la Liga de Campeones. El 6-1 final es de los que escuecen, por mucho que el equipo de Pep Guardiola sea uno de los mastodontes del fútbol actual.

Todo eso ocurría la pasada campaña, antes de despedir a jugadores tan importantes en la filosofía del técnico vasco. Con el equipo reconstruido por enésima vez, con fichajes millonarios como el del mediocentro Imbula (20 millones de euros) o el del mexicano Jesús Corona (10,5 millones de euros) arrancaba el segundo proyecto de Lopetegui, que acabó de forma abrupta y antes de tiempo.

Y es que los Dragoes iniciaron el 2016 en el liderato y en escasos días perdieron un partido clave de la Copa de la Liga contra el Marítimo, cayeron con estrépito en casa del Sporting, su gran rival este año, y no pasaron del empate frente al Rio Ave. A 4 puntos del liderato estaba el equipo cuando Lopetegui fue destituido. Una posición que a orillas del Duero es intolerable, pues allí solo se admite la victoria, sobre todo después de varios años sin llevarse nada a la boca.

Compartir el artículo

stats