Dos pulsiones contrarias en el encuentro que el Octavio disputa esta tarde en el Central con el Alcobendas. Es el último encuentro de una primera vuelta nefasta, en la que apenas han sumado dos victorias. Es también el primer partido de un año en el que el club pretende celebrar su quincuágesimo anivesario, fiesta para la que resulta indispensable la permanencia. Dolor y esperanza confluyen en la vieja cancha de As Travesas.

El Octavio es colista, con cuatro puntos y a cuatro de la zona de salvación. Está en peligro de desengancharse, por tanto. Su adolescente plantilla, que la pasada temporada cabalgó sobre la ola de una dinámica positiva, sufre ahora los embates de la ansiedad. Existe algún elemento positivo en el análisis. El Octavio disputó sin su goleador Óscar Silva buena parte de ese primer tarmo. Y por Vigo tienen que pasar la mayoría de rivales directos. De hecho, los dos próximos, Alcobendas (10 puntos) y Covadonga (9) la próxima semana, se cuentan entre ellos. Son al menos rivales a los que es factible doblegar, al alcance. Aunque sin margen de error.

La idea es sumar lo que se pueda en estas dos citas. Si todo marcha bien, se supone que después llegará el cubano Yailán Hechabarría, cuya fichaje está resultando tortuoso. El club está buscando más refuerzos, pero es un asunto difícil debido a sus limitaciones económicas y su delicada situación deportiva. De momento es la plantilla actual la que tiene que encargarse del trabajo.

La noticia negativa la protagoniza Cerillo, que se rompió el músculo de un dedo en un accidente. y hoy causa baja Jugó un partido con la mano vendada, muy limitado, y en los dos siguientes ejerció de entrenador al estar sancionados Jabato y su ayudante Peque. Este último ya podrá sentarse en el banquillo, mientras Jabato cumple el último encuentro de la suspensión impuesta a raíz del enfrentamiento con los árbitros del partido contra el Bidasoa.