"Tuve muchas oportunidades de irme por dinero y no lo hice. Ni siquiera traté de buscar una mejora del contrato. Fue una decisión puramente deportiva. Vino uno de los clubes más prestigiosos del mundo y decidí aceptarlo", confesaba ayer Augusto Fernández sobre su decisión de abandonar el Celta en mitad de la temporada, siendo el capitán de la plantilla y uno de los futbolistas más admirados por la afición. Ayer acudió a la ciudad deportiva de A Madroa para poner punto y final a una etapa en Vigo que inició el 8 de agosto de 2012. Durante veinte minutos, el futbolista argentino explicó su decisión de firmar por el Atlético de Madrid, con el que se ha comprometido hasta junio de 2019, con una ficha anual que rondará los 1,8 millones de euros. El traspaso podría dejar 2,5 millones de euros en la caja del Celta, que apeló a la "cláusula de confidencialidad" para no facilitar los números de la operación en la que Vélez Sarsfield se lleva el otro 50 por ciento del traspaso.

Augusto reconoció que no pudo rechazar la oferta de uno de los grandes clubes de la Liga española. "El Atlético está entre los equipos más prestigiosos del mundo. No sé qué resultado tendrá, pero estoy dispuesto a asumir los riesgos, porque confío en mí. Voy a tratar de trabajar y ser un poco mejor. Esta oportunidad la defino como una bendición de dios. Tenía que elegir entre el confort o asumir este desafío y seguir creciendo como futbolista, como persona y como familia. Elegí la segunda. No ha sido fácil, pero llega en un momento de mi carrera en el que estoy preparado", dijo el jugador que en abril cumplirá 30 años y que deja el Celta tras disputar 122 partidos con la camiseta celeste (45 victorias, 25 empates y 52 derrotas), con la que anotó diez goles.

"Es muy duro. Es una mezcla de sensaciones encontradas. He adoptado Vigo como propio y ha sido duro, pero estoy seguro de la decisión que he tomado. Todo trabajo tiene sus ciclos. El mío en este lugar comenzó hace tres años y medio. Ahora toca cerrarlo. Lo hago orgulloso y estoy muy agradecido con el club, con el equipo, con el cuerpo técnico y con la afición", subrayó un Augusto Fernández que llegó a emocionarse por momentos.

Se va, reiteró el argentino, con muy buenos recuerdos de una ciudad que le brindó una gran acogida a él y a su familia, alguno de cuyos miembros es vigués de nacimiento. No olvida el partido por la salvación contra el Espanyol, cuando las opciones del Celta por no descender a Segunda eran mínimas. "Hace tres años, en la última fecha, peleamos el descenso y vinieron aquí [al entrenamiento a A Madroa] 500 personas, el estadio estaba lleno y parecía que íbamos a salir campeones. Eso resume el celtismo. A muchos les costará entender mi decisión. Pero tengo casi 30 años. Se utiliza un término que dice que si te vas eres un pesetero, pero priorizo otras cosas y si no, no estaría aquí. Cuando vine al Celta tenía una oferta en Turquía por el triple de lo que me daban aquí. Me pude ir a Catar y a China y a otros dos clubes de España y no quise marcharme. Quise afrontar el desafío deportivo. Es en lo que me basé para tomar la decisión".

Y uno de los futbolisas más queridos de la afición, no quiso marcharse sin agradecer el trato recibido: "El celtismo me mostró un respeto impresionante y lo voy a llevar siempre conmigo. Simplemente gracias. Espero haber estado a la altura del club. Nunca me guardé nada, por eso me voy en paz. Si tuviera que elegir un club para volver sería éste".

Por último, el Atlético de Madrid visita Balaídos el 10 de enero. Augusto podría enfrentarse ese día a su exeequipo. "Todavía no lo imagino. Trato de vivir el día a día. Son días muy intensos. Lo asumiré como profesional que soy. Y así asumí el partido ante el Athletic. Tenía dos opciones, recurrir a la inteligencia o escuchar al corazón, que me decía que no traicionase al celtismo, al club ni a mí mismo. Lo que me daba paz era seguir a mi corazón y así lo hice".