Un parcial de 7-0 en el último cuarto del partido otorgó a Galicia su segundo triunfo ante la selección de Marruecos en un encuentro irregular en el que se notó la evidente falta de acoplamiento del combinado que dirigen Víctor García, "Pillo" y Quique Domínguez. Los locales se pusieron las pilas en la recta final del encuentro, con Javi Díaz y la defensa gallega abortando todos los intentos, cada vez más desesperados, de los norteafricanos. Con Ángel Iglesias y Adrián Rosales capitaneando los ataques, las diferencias se fueron ampliando progresivamente hasta el 26-21 definitivo.

Por lo demás, el choque recordó a los amistosos de pretemporada, con dos selecciones que cometieron numerosos errores y que en el caso de la gallega trataba de suplir con ímpetu y esfuerzo la ausencia de minutos juntos en pista. De este modo, y con Marruecos echando mano de físico, el choque transcurrió por la senda de la igualdad y con múltiples alternativas. Los africanos aprovecharon mejor sus opciones al contragolpe y se fueron al descanso con ventaja (11-12).

En la reanudación, los marroquíes consiguieron abrir hueco en el arranque (12-15, 13-16, 14-17) con una Galicia muy fallona tanto en la circulación de balón como en la definición. Pero los de Pillo y Domínguez no estaban dispuestos a dejar escapar la victoria. Serafín dio algo de aire a los suyos (17-18, minuto 41) con un Marruecos que se fiaba a los poderosos lanzamientos de Sonhan.

Y fue precisamente la exclusión de Sonhan (minuto 43 con 18-20) la que marcó el principio del fin para los africanos. Ángel Iglesias recortó el 19-20 y Mohamed devolvió los dos goles de renta para los visitantes. Y se acabó. En 15 minutos Marruecos no volvió a ver puerta, lo que desencadenó una lógica derrota. Borja Méndez puso el 20-21 y Carlos García tuvo el empate en un penalti detenido por Berkani. Ángel Iglesias no falló poco después y puso las tablas. Y Rubén Río dio ventaja a los locales (21-20). Del resto se encargó Javi Díaz y la falta de ideas de los marroquíes, que tuvieron que ceder ante una Galicia que se manejó entonces mucho mejor entre las imprecisiones.