La rapidez con que se ha ventilado la venta de Augusto desde que el Cholo Simeone pidió al capitán celeste para cubrir la baja de larga duración del portugués Tiago y el interés que está despertando en los equipos importantes de la Liga la excelente campaña que están firmando muchos jugadores del Celta ha propiciado que se instale en la afición celeste una sensación de desamparo ante la posibilidad que otras piedras angulares del equipo puedan abandonar el club a mitad de temporada, justo cuando el equipo mejor está jugando y en el peor momento posible desde el punto de vista de encontrar reemplazos por las limitaciones propias del mercado de enero. La afición contiene, de hecho, el aliento ante la posibilidad de que Nolito siga a Augusto, en este caso rumbo al FC Barcelona. La insistencia del preparador azulgrana, Luis Enrique Martínez, en reforzar su equipo con el extremo celeste en este mercado de invierno y el movimiento realizado por el club que preside Josep María Bartomeu para buscar alguna fórmula para abordar su traspaso, causan pánico en el celtismo, que teme que se desmantele el equipo. El blindaje de Nolito (18 millones), la postura inflexible del Celta a la hora de remitirse a la cláusula del jugador y los problemas de liquidez del Barça, hacen, sin embargo, improbable que, en este caso, la operación se concrete.