Da igual que Nolito, la figura del equipo, se sume a la larga lista de lesionados o que Augusto Fernández, el capitán, esté ultimando la mudanza para marcharse al Atlético de Madrid. Nada puede detener al equipo de Eduardo Berizzo, que con un once de circunstancias, con cambios en todas las líneas, incluido el relevo del portero -Rubén Blanco desbancó a Sergio Álvarez-, alcanzó ayer una victoria incontestable en Granada (0-2) que le mantiene en la cuarta posición de la Liga y que le permite a tres puntos de su récord de puntos en una primera vuelta en Primera cuando le restan tres partidos para alcanzar el ecuador del campeonato. La culpa es de Berizzo.

El Nuevo Los Cármenes enmudeció cuando antes del descanso Orellana y Aspas, dos futbolistas odiados por la afición granadina, dejaron sentenciado un partido al que el Celta llegó con un once sin cuatro de los jugadores que, por ejemplo, participaron en la goleada al Barcelona en Balaídos. No se le puede pedir más a un equipo que basa su éxito en una idea de juego que comparte y defiende toda la plantilla, incluidos los futbolistas que esperaban una oportunidad en la Copa del Rey.

En la eliminatoria contra el Almería irrumpió Josep Señé, un centrocampista procedente del filial que solo entraba en las convocatorias para completar cupo. Ayer Berizzo premió su excelente trabajo ante los almerienses situándolo en la banda derecha del ataque. Y por ahí precisamente fue por donde el Celta tumbó a un rival que se presentó al partido con Peñaranda y Success dispuestos a reventar la improvisada línea defensiva celeste, en la que Mallo actuó de central.

Pero después de aguantar los primeros embates de los rojiblancos, que no encontraron la portería de Rubén, se puso en marcha ese equipo de autor que ha construido Berizzo y que se acomoda a cualquier ritmo, dependiendo de quienes actúen. Ayer tocó un juego más vertiginoso que de costumbre. Lo impusieron Wass y Orellana, desde el centro del campo, y Señé, Aspas y Bongonda en ataque.

Aunque los viejos sabios del fútbol consideren que este deporte es de los futbolistas, el Celta está rompiendo moldes y manuales. Si se le lesiona Fontás, aparece Sergi Gómez. Si éste también es baja surgen Jonny o Mallo como magníficos centrales. Falta Nolito, pues Bongonda se convierte en una pesadilla para la defensa rival y está a punto de marcar en el mismo estadio donde el curso pasado se estrenó como goleador celeste. La jugada fue de Señé, como no, que minutos antes había participado en el primer gol del Celta. Se lanzó con la pelota hasta la línea de fondo.y cuando parecía que el defensa le ganaría el pulso, el catalán sacó su mayor zancada para centrar desde el suelo. El balón rozó el larguero y Bongonda apareció en el segundo palo para dejar sentenciado el partido antes de la media hora, pero el belga remató flojo y en semifallo. La defensa despejó a córner.

En esa acción quedaba reflejado el extraordinario trabajo de un entrenador al que se le valora más a larga que a corta distancia. Su idea de fútbol también la han asimilado jóvenes como Bongonda o Señé. El catalán se adueñó de la banda derecha, que recorrió de arriba a bajo para colaborar en defensa y para destrozar al Granada, que se vio sorprendido por el rival a los veinte minutos. Señé se hizo con el balón en el centro del campo, montó una pared con Aspas y asistió a Orellana para que el chileno mandase callar a la afición granadina, entre la que no dejó muchos amigos durante su paso por el club nazarí.

Hasta entonces, y a pesar de los amagos de Success y del jovencísimo Peñaranda, el Granada solo había podido lanzar una vez entre los tres palos de la portería de Rubén Blanco, que ayer regresaba a la titularidad en la Liga tras lesionarse en el primer partido del campeonato. El venezolano Peñaranda, autor de un doblete ante el Levante, remató de chilena pero el balón llegó flojo al guardameta de Mos, que vivió una tarde tranquila pese a las amenazas aparentes del equipo de Sandoval.

El Granada aprovechó los minutos que los célticos tardaron en ajustarse en un once muy renovado para aproximarse al área rival, pero la defensa céltica volvió a mostrarse infranqueable por tercer partido consecutivo. Da igual quién juegue junto a Cabral, que mejora a sus compañeros. Ayer, Mallo volvió a mostrar unas excelentes condiciones como central. Y a Jonny le costó unos minutos acomodarse al lateral derecho, tras su reconversión al costado izquierdo. La culpa es de Berizzo.

A partir de la fortaleza defensiva, Augusto, Wass y Orellana comenzaron a adueñarse del centro del campo. Y en otra jugada colectiva, de las que salen del laboratorio de A Madroa, Señé asistió a Jonny. El lateral llegó a la línea de fondo y sirvió el balón a Aspas para que rematase a bocajarro. Era el minuto 45. El golpe parecía definitivo para el Granada, pero todavía faltaba la segunda mitad.

Sandoval echó el resto. Dio entrada tras el descanso a un delantero, El Arabi, y sentó a un mediocentro, el gallego Fran Rico. Lo único que consiguió el técnico del Granada fue que Success pusiese en aprietos a Planas, pero Rubén Blanco siguió interviniendo solamente para sacar de portería. El lateral catalán había vivido más tranquilo en la primera parte con Peñaranda. En la segunda, el nigeriano Success intentó sacarle la segunda tarjeta amarilla. Una ventaja numérica era lo único que podía alterar el ritmo de un partido que el Celta manejaba con la solvencia de un grande de la Liga, pero que con escasos recursos continúa entre los cuatro primeros de la clasificación, sin perder de vista a Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid.

Las diferencias económicas o de profundidad de banquillo no parecen afectar al grupo que dirige Berizzo, que movió el banquillo cuando se afrontaban los minutos de la basura y el Celta buscaba el tercer tanto.

Pudo llegar la sentencia en otra acción de Señé, que lanzó cruzado después de desbordar al lateral. El balón lo despejó Andrés Fernández, que ayer sufrió la enorme efectividad del rival. Guidetti, Sergi Gómez y Pape Cheikh entraron en el partido a última hora para festejar otra victoria celeste en la Liga, donde nada parece detener a los célticos. Da igual quien falte. El proyecto continúa adelante. La culpa es de Berizzo.