El Celta Zorka cerrará la primera vuelta del campeonato liguero sin ser capaz de ofrecerle una victoria a su afición, después de que ayer cayeran en el pabellón de Navia ante el Araski en el último choque del año en casa. El equipo se marcha de vacaciones con un partido pendiente para cerrar la primera vuelta del campeonato, que se jugará el día nueve de enero, en la primera jornada del año.

Sin embargo, de la derrota de ayer se puede sacar una lectura positiva sobre lo que está cambiando en el Celta Zorka. Al comienzo de temporada, un partido como el de ayer tarde, ante un rival de la zona alta de la clasificación y con un juego interior de muchos centímetros, que acabaría a las primeras de cambios, con una importante diferencia de puntos al final de los cuarenta minutos de juego.

Ayer, al igual que sucediera la semana pasada ante el Ibaizabal, el equipo volvió a estar serio. En defensa, el equipo volvió a suplir la carencia de centímetros con presión y, sobre todo, mucha anticipación. Las diferencias nunca fueron importante en el marcador, pero independientemente de los puntos, las sensaciones eran de que se estaba jugando al mismo nivel del rival y que la victoria podía llegar.

Tras el paso por el vestuario, el Celta Zorka continuaba por delante en el marcador, aunque con un margen que nunca superaba los tres puntos. Tras dos minutos de juego, Griffin cometía su cuarta falta, con lo que Araski perdía centímetros bajo el aro, y eso beneficiaba al cuadro vigués, que al final del encuentro volvía a superar a su rival en la faceta reboteadora.

Tal y como era de esperar, el encuentro se resolvió en los últimos diez minutos de juego. Ahí fue en donde las viguesas sacaron su lado negativo, posiblemente presionadas por la necesidad de ofrecerle una victoria a su afición. Las pérdidas en ataque y la mala selección de tiro tuvo un efecto positivo en el cuadro vizcaíno, que movió rápido el balón en ataque, disponiendo de cómodas posiciones de tiro, que en mucho casos finalizaba con una lanzamiento de tres puntos que no hacía más que aumentar la diferencia.

Que el equipo estaba ofuscado y bloqueado lo demostró el hecho de que en los últimos diez minutos de juego, el Celta Zorka logró la primera canasta del periodo tras siete minutos de juego, y cuando perdían por nueve puntos en el marcador, 47-56.

A pesar del revés, el equipo aún tuvo la gallardía para volver a meterse en el partido con un triple de Cristina Loureiro que ponía el marcador en un 52-58 a dos minutos para la conclusión, pero una nueva triple, sobre la bocina, del Araski, terminó por sentenciar un partido en donde, una vez más, el Celta Zorka volvió a morir en la orilla.