El Celta presume de nueva sede incluso antes de que se inicien las obras de remodelación. El edificio adquirido al Mercantil, en el cruce entre Velázquez Moreno y Príncipe, es tanto una solución arquitectónica a las necesidades del club como una metáfora de la política que impulsa Carlos Mouriño. Ese hogar celtista tendrá auditorio, residencia, restaurante, tienda... Actividades a flor de piel. Incrustará al Celta en el corazón de la ciudad, derribando los muros que ahora alejan a socios y accionistas del palacete de Praza de España.

El acto navideño de ayer se había convocado con cierto misterio respecto a su contenido concreto. La nueva sede había sido envuelta en tela como cuando el artista conceptual Christo cubría de prolipropileno el Reichstag. Un lazo celeste completaba el trampantojo: "Un agasallo para o celtismo", rezaba el lema bajo el juego de palabras: "Celicidade", uniendo felicidade, Celta y cidade. La decoración era obra del arquitecto Alfonso Penela.

Es con todo un regalo que aún no se puede abrir. Las obras durarán pocos meses. Pero aún falta la licencia municipal que permita acometerlas. El Celta ofreció ayer a sus adeptos una especie de vale, al estilo de aquellos de Pantunflo Zapatilla a Zipi y Zape prometiéndoles partes de la nunca alcanzada bicicleta. "Vale por la sede soñada", era el mensaje.

La cita era a las 19.30 horas en esa encrucijada de Príncipe. Canteranos, directivos, ejecutivos y demás empleados célticos fueron presentándose a cuentagotas, con antelación, en desfile desde el hotel NH donde habían disfrutado de un piscolabis navideño. Muchos con sus hijos, prodigando besos. La plantilla profesional llegó en el autobús oficial. En la esquina contraria a la nueva sede se había acordonado un espacio para ubicarlos a todos.

Fueron también irrumpiendo los representantes institucionales, como el delegado de la Xunta, López-Chaves, la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, y numerosos concejales de distinto color. De repente, rodeada de su séquito, apareció Ana Pastor. La ministra de Fomento contemplaría el espectáculo al lado del alcalde, Abel Caballero, juntos y en armonía en el cierre de campaña. Un milagro navideño. Pastor quiso posar además con García Cota y Pape Cheikh.

Sonaron entonces desde la sede tambores de tormenta porque era Treboada de Tomiño, Pinzás y Sobrada el grupo ejecutor, recortándose contra la lona blanca. Sobre ella se proyectaría después un vídeo de mensaje a la vez épico y sentimental. La iluminación iba cambiando a blanco, azul o rojo. A los tambores les siguieron las voces gospel del grupo V-go! Negro Son Coro. Primero, un villancico en inglés; después, una versión con alma negra del himno del Celta. Sobre la lona también se proyectaron las felicitaciones grabadas de jugadores y presidente. Los jugadores, en diferentes idiomas y con sus irisados acentos.

Entre la multitud, que abarrotaba la zona hasta el Marco, se habían repartido globos celestes, hinchados con helio. Alguno de estos se escapó hacia el cielo igual que se va alejando Augusto Fernández hacia el Atlético, aunque aficionados e incluso compañeros le entonasen el "Augusto, quédate". Después, desde el techado, cayeron suavemente globos blancos, como copos mecidos por el viento, y todos los espectadores volvieron a ser niños que soñaban con esa nevada que nunca llegaba. "Este é o novo fogar celeste", concluyó una voz femenina. Se refería al edificio, quizás también a la infancia, que es la patria común.