Triunfo heroico del Celta frente al Espanyol. El conjunto vigués ganó por la mínima a los catalanes gracias a un golazo de bandera de Iago Aspas en la primera mitad y después de superar en juego y ocasiones a los pericos en la segunda, justo cuando peor pintaban las cosas tras la expulsión de Pablo Hernández en el minuto 46. Los celestes volvieron a volar en Balaídos delante de una afición que por momentos rozó el éxtasis.

Después de 45 minutos de juego ramplón donde la única nota discordante fue la obra de arte de Aspas, el equipo sacó pecho después de quedarse con un hombre menos. La tarjeta roja que vio el 'Tucu' fue el interruptor que encendió al Celta, que de la mano de un omnipresente y omnipotente Orellana se comió al Espanyol. El equipo recuperó la intensidad y la presión de días pasados. Las llegadas en tromba sobre el área de los pericos se sucedieron una tras otra y solo los palos y la falta de acierto evitaron que los catalanes se marchasen de Balaídos con un saco de goles a sus espaldas. Con estos tres puntos, el Celta se asienta en la cuarta plaza y aventaja en cuatro puntos al Villarreal, que mañana recibirá al Real Madrid; y en cinco al Deportivo de la Coruña, que empató hoy en el Camp Nou.

En el inicio del encuentro los célticos salieron a mandar. A pesar de que Berizzo tuvo de recurrir a un once de urgencias con Hugo Mallo como central y Wass como lateral debido a las numerosas bajas defensivas, el cuadro vigués no mostró ninguna duda y tomó las riendas del juego. El danés, por el costado derecho, dio mucha amplitud al campo y Augusto Fernández junto al 'Tucu' no tuvieron problemas para adueñarse de la medular. En estos primeros compases, el más activo fue Bongonda. El extremo belga, eléctrico, probó fortuna en dos buenas oportunidades, aunque en ninguna consiguió enbocar su lanzamiento entre los tres palos. También estuvo rápido de reflejos Sergio para repeler un cabezazo de Álvaro a la salida de un córner.

Fue entonces, al filo del descanso, cuando apareció el genio de Moaña para inventarse el tanto de la victoria. Aspas condujo una contra por el centro, recortó ante la oposición de Álvaro y desde fuera del área pincho el balón por encima de Pau López con una preciosa vaselina para convertir el 1-0. La afición tardó unos segundos en celebrar el gol del delantero. Necesitaba asimilar lo que había visto. El Celta todavía tendría tiempo para marcar antes del irse a los vestuarios, pero Fernández Borbalán anuló el gol de Bongonda por un fuera de juego inexistente.

La segunda mitad comenzó con el contratiempo de la expulsión de Pablo Hernández. El argentino-chileno, que ya había visto una amarilla muy rigurosa al inicio del partido, vio la segunda por soltar el codo en un salto con Sylla. No había transcurrido ni un minuto desde la reanudación y al Celta se le ponía el choque cuesta arriba. Rápidamente volvieron los recuerdos del sufrimiento de la jornada pasada en el Benito Villamarín frente al Betis después de la expulsión de Jonny; pero lo que pasó realmente es que el Celta emprendió el vuelo sin motor pasando por encima del Espanyol.

Orellana se hizo inmenso. El chileno manejó el tempo del partido y volvió loco a Diop y a Víctor Sánchez. El equipo perico no sabía por donde salir porque los celestes presionaban en todo el campo. Hasta Nolito aparecía dentro del área de Sergio para recuperar balones. El dominio del Celta se tradujo en un sinfín de clarísimas ocasiones que inexplicablemente no se llegaron a concretar. Aspas estrelló contra el larguero un centro raso que le puso Orellana. Segundos después, el propio Iago envió al lateral de la red un disparo después de haber regateado al portero del Espanyol en un mano a mano y Bongonda, a falta de media hora, también se encontró con el palo al culminar una contra celeste.

Conforme se acercaba el final del encuentro, el Celta fue acusando el bajón físico. Sin embargo, los vigueses supieron controlar las acometidas enpanyonlistas. Sergio González dio más mordiente a los suyos con la entrada de Burgui y Marco Asensio. Pero la defensa respondió muy bien, y cuando no, ahí estuvo Sergio, que sacó una mano prodigiosa a un testarazo de un central perico. La peor noticia para el Celta fue la lesión en los últimos compases del encuentro de Nolito, que pidió el cambio cuando sintió un dolor en la parte superior de su muslo derecho. El gaditano, sabedor de que se perdería el próximo partido y que además estaba apercibido, provocó con una pérdida de tiempo que el colegiado le mostrase la quinta amarilla y así cumplir ciclo de amonestaciones la próxima jornada en la visita de los vigueses al feudo del Granada.