Javi Gómez Noya volvió a calzarse unas zapatillas. Lo hizo ayer, tras un mes en el que ha descansado y desconectado de una temporada tan brillante como agotadora, preludio de un 2016 en el que afrontará en Río de Janeiro el reto mayúsculo de convertirse en campeón olímpico. Un suave regreso a la rutina antes de que la pretemporada se ponga en marcha.

El gallego, tras lograr en 2015 el quinto título mundial, algo que ningún otro triatleta ha logrado en la historia, no oculta que los próximos ocho meses estarán enfocados hacia el 18 de agosto, el día en la que disputará la final olímpica con la intención de redondear un palmarés ya de por sí asombroso. "No habrá experimentos en la preparación. Voy a entrenar en los sitios donde me siento a gusto y los que mejor conozco" explica el ferrolano. Metódico como siempre, Gómez Noya desgrana lo que serán sus próximos tres meses, un periodo determinante para lo que suceda en agosto en Brasil. Entrenará en casa hasta que a comienzos de enero se marche con su grupo de confianza a Fuerteventura donde estará un mes concentrado. Un breve periodo en casa para desengrasar y vuelta a coger las maletas. Sudáfrica, donde pasará otro mes, será su segundo centro de operaciones. Desde allí se desplazará a Abu Dabi donde competirá en la primera prueba de las Series Mundiales y emprenderá viaje hacia Australia donde estará otro mes alternando competiciones con entrenamientos antes de seguir la ruta del Mundial por Sudáfrica y Europa. Aunque el objetivo son los Juegos Olímpicos de Río, Gómez Noya tiene pensado competir en las principales pruebas del calendario internacional: "Son el mejor test para saber cómo estás y cómo están tus rivales". Pero lo hará sin exigirse de más, sin convertir esos resultados en una cuestión prioritaria durante la temporada. "Iremos viendo cómo vamos durante esos meses con un objetivo muy claro que es el de alcanzar el pico de forma máximo a mediados de agosto. La intención es ir subiendo poco a poco el nivel durante toda la temporada. Todo nos lo tenemos que jugar a esa carta".

Gómez Noya, en una modalidad tan dura y exigente como el triatlón, vuelve a sentir el hormigueo que le produce la vuelta a los entrenamientos, la tensión de la competición, de afrontar un nuevo reto. Explicaba ayer el campeón del mundo que "estoy ilusionado como si no hubiese ganado nada. Cuando deje de sentir eso o me vea limitado será el momento de plantearme otra cosa". En ese sentido admite que el periodo de descanso que acaba de afrontar es algo que le acaba generando cierta ansiedad: "No conozco mucha gente que estando de vacaciones tenga ganas de volver a trabajar y a mi es algo que me sucede".

Las referencias al circuito de Brasil son continuas. Existe desde hace tiempo en su cabeza aunque tampoco quiere que monopolice sus pensamientos. Sabe Gómez Noya que le exigirá un tipo de entrenamiento determinado durante la temporada porque el duro repecho que hay que superar ocho veces les va a obligar en el tramo a pie a correr con un punto de fatiga que no se suele dar en buena parte de las competiciones: "Es una carrera que se puede perder en cualquier momento, que te obliga a ir con un enorme cuidado". Sobre el circuito explica que "nos gusta a todos los participantes, el entorno es magnífico. Habrá otros problemas allí como el tráfico, las dificultades para encontrar buenas zonas para entrenar. Esos serán inconvenientes que nos obligarán a ir con tiempo a Brasil para aclimatarse con tiempo y adaptarnos a ese tipo de circunstancias.