El Celta salva un punto en el Benito Villamarín en uno de esos partidos que hacen callo. Los vigueses rescataron un resultado positivo que les permite asentarse en puestos de Liga de Campeones después de soportar el acoso del Betis con un hombre menos sobre el campo durante casi toda la segunda mitad por la expulsión de Jonny. El conjunto vigués se aferró al gol que marcó Bongonda en el minuto 24 hasta que Jorge Molina, a ocho del final, puso el empate en el marcador tras un duro y prolongado asedio.

Una malísima decisión de Jonny condenó al Celta a jugar cuarenta y seis minutos cobijado dentro de su caparazón. El de Matamá, obligado a desempeñarse como central por debido a las bajas de Fontás y Sergi Gómez, perdió un balón en la frontal delante de Petros y le agarró cuando el bético ya se iba como una locomotora hacia Sergio. Expulsión justa decretada por Hernández Hernández al tratarse del último hombre. Antes de esa jugada, el Celta había sacado petróleo de su único tiro entre los tres palos de todo el partido. Theo Bongonda había aprovechado un pase de Aspas para batir a Dani Giménez y marcharse con ventaja al descanso después de que el equipo de Berizzo no hubiese sido capaz de imponer su fútbol en el Villamarín. Y es que el Betis demostró ser un adversario muy pegajoso y solidario en la presión. Los sevillanos consiguieron disputarle la posesión a los celestes y pusieron en graves aprietos a su defensa. De hecho, Sergio fue el mejor jugador de la escuadra olívica. El de Catoria hizo dos paradones a remates de Cejudo y Rubén Castro justo antes del gol del extremo belga.

Pero en la segunda mitad y tras la expulsión de Jonny, la igualdad que reinó durante los primeros cuarenta y cinco minutos se tornó en un cerco alrededor de la portería celeste. Berizzo tuvo que dar entrada al canterano Diego Alende por Bongonda, que debutó en Primera División con 18 años formando pareja en el eje de la zaga con Cabral; mientras que Pepe Mel sacó a toda su artillería. Entraron Jorge Molina, que al final resultaría decisivo, Vadillo y Van der Vaart. Se sucedieron las ocasiones verdiblancas. Joaquín estrelló una falta contra el palo, Rubén Castro y Ceballos lo intentaron desde la frontal del área y en el minuto 82, justo después de que Rubén Castro fallase por centímetros un certero cabezazo y que Berizzo reforzase más a su equipo con la entrada de Borja Fernández, marcó Molina, que con un control orientado tras un pase filtrado de Petros fusiló a Sergio sin piedad. Sin embargo, el Celta pudo dar un susto a la afición bética, pero Nolito malgastó la última bala. El gaditano, solo, y con tiempo para pensar, decidió chutar de primeras desde la frontal después de una gran cagalgada de Wass al contragolpe.