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Los puntos, contra las dudas

El Celta ha perdido convicción, lo que se palpa en ataque y especialmente en su presión, pero vive esta primera crisis sin caer en la tabla

Nolito intenta zafarse del marcaje de Lora. // Marta G. Brea

El Celta está en crisis. La primera de la temporada. Ayer certificó la declaración oficial. Nada apocalíptico. Crisis entendida como momento de vacilación y encrucijada. El sistema de Berizzo exige una convicción absoluta en cada uno de sus jugadores. En los celestes se ha instalado la duda. Quizás solo un pico bajo en la preparación física. O ese nerviosismo en avalancha que a veces surge de repente, sin ninguna razón de peso. La buena noticia es que la escuadra, aunque a menor ritmo, sigue produciendo puntos, que son la mejor terapia. Ese incremento de la contundencia ayuda a impedir una racha prolongada como la de la pasada temporada. Este Celta frágil, tardón, descoordinado, ayer desesperante en la segunda mitad, es cuarto en la clasificación.

el plan b suspende

Cada lesión reactiva el debate sobre la profundidad de la plantilla. Y en realidad el problema no es la falta de efectivos. Esta apuesta permite al club concentrar sus energías financieras en algunas piezas de calidad. Le abre supuestamente espacio al crecimiento de la cantera. La cuestión es si Berizzo cree que el filial le ofrece piezas útiles. Y sobre todo si confía en sus profesionales. Porque todos resultan necesarios. Madinda y Drazic no entran en la ecuación. Guidetti, Planas y Bongonda suspendieron ayer el examen. No hay todavía conclusiones definitivas. Resultaría injusto sentenciar sobre tan escasas pruebas. Pero este encuentro cuestiona a corto plazo la viabilidad del plan B.

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la rabia de nolito

Balaídos aclamó a los suyos con el 1-5. Apreció su esfuerzo, su valentía. Perdonó su escasa efectividad. Ayer el juego despertó murmullos, tampoco muchos. Pero a Nolito no le agradó la inquietud que creyó percibir. "La p... que os parió", cuentan que se le lee en los labios al celebrar con rabia el gol. Tras el pitido final también se encamina furibundo al vestuario. Alimento para una posible polémica, que el club debe neutralizar de la mejor manera. Una frase inapropiada, pero cuyo alcance debe entenderse en el calor del momento. Lo que menos le conviene al Celta en esta fase complicada del ejercicio es cualquier tipo de fractura interna.

El caso sergio

La portería ocupa el debate. Es el caso más peliagudo que debe gestinar ahora mismo Berizzo. Rubén Blanco aguarda su oportunidad, que pasa necesariamente por lesión o error de su compañero. El técnico ha de comportarse de forma justa con ambos arqueros. Pero ya que la tabla no aprieta, y que Balaídos indulta y corea al Gato, seguramente a Sergio todavía no se le debería agotar el crédito. Porque el catoirense vacila, tiembla, mide mal en las salidas, regala goles... Es una cuestión de confianza. Necesita sentir la fe del entorno. Perderlo ahora sería perderlo para lo que resta.

mecanismo deteriorado

El Celta se comportaba como una máquina bien engrasada, en la que todos los elementos de su engranaje funcionaban con absoluta precisión. Ahora es como si sufriese algún tipo de interferencia, un crujido que se transmite en cadena y acaba afectando a su funcionamiento colectivo. Los jugadores ocupan peor los espacios. Se palpa en ataque -el balón no llega en ventaja a las situaciones de uno contra uno-, pero especialmente en la presión. El Celta ya no asfixia a su adversario. No provoca pánico. Ya no menudean las recuperaciones cerca de la portería contraria, en una zona que anticipe el trabajo. Obligado a iniciar el juego siempre desde atrás, a muchos metros de la portería contraria, el equipo se vuelve predecible. Berizzo necesita reestablecer la coreografía.

el objetivo, a tiro

Es época de encontrarle defectos al Celta, cuyo rendimiento se ha deteriorado. Los centrales del Sporting se sintieron confortables en la marca sobre Guidetti. Orellana hizo más daño partiendo desde la banda que habitando en el centro. Nolito ya lleva algunos partidos con la chispa marchita. El equipo sufre más que amenaza en el ida y vuelta. Las combinaciones carecen de ritmo y precisión. Los secundarios no brillaron en su paso a la primera línea del escenario... Lo cierto es que el equipo afronta este trance a ya pocos puntos del objetivo real, que es la permanencia. Lo que debiera mover a la indulgencia. El Celta tiene carencias, como corresponde a su presupuesto. Está sujeto a vaivenes. No puede competir con aquello que soñamos ante el Barcelona. Está de bajón. Pero sigue teniendo una idea, una filosofía, una propuesta. Y esa es su mejor guía para salir del laberinto.

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