Laura Alonso, Ángela Coello y Gaila Comesaña defienden el castillo céltico. La burocracia española ha impedido que Sabelle Diata reforzase la zona celeste hasta el parón navideño. El director deportivo, Carlos Colinas, prosigue su incansable búsqueda de fichajes. Difícilmente se concretarán antes de enero. Las tres jóvenes interiores célticas tendrán que componérselas.

En Badajoz se las arreglaron bien. Tuvieron una aportación decisiva en la victoria (48-63), que libera de angustia al equipo. Alonso (9 rebotes en 38 minutos), Coello (8 en 31) y Comesaña (3 en 10) aportaron 20 de los 37 rechaces capturados por las visitantes, por 33 de las locales. La entrenadora céltica, Cristina Cantero, supo cómo despertar a tiempo a sus jugadoras interiores. Las azuzó al descanso. Habían consentido ocho rebotes ofensivos del Badajoz en los dos primeros cuartos. Hasta el final del partido solo se les escaparían tres más. Alonso añadió 16 puntos; Coello, 5; Comesaña, 2. Aportación satisfactoria, en una escuadra que se define de momento desde el perímetro, aunque aún pagaron su ansiedad en determinados tiros fáciles (Coello se quedó en 1/10).

Las circunstancias han obligado a este trío a asumir un protagonismo superior al diseñado en un principio. Además de fallar el fichaje extranjero, Canella -que podía actuar de cuatro- sigue lesionada. Laura Alonso, producto neto de la cantera celeste, ha de asumir galones de veterana a sus 22 años. Es una ala-pívot en la frontera del 1,80, "capaz de echar el balón al suelo", describe Cantero. Se siente cómoda de cara, en el juego abierto, si bien la entrenadora le pide "mejores porcentajes". En Laura virtudes y defectos se confunden. Tiene "corazón, garra, fuerza", cualidades necesarias para batallar con rivales de mayor envergadura. Sufre, pese a todo, y además en ocasiones no gestiona bien ese ímpetu. "Si es capaz de controlar sus emociones, nos da mucho equilibrio", comenta Cantero.

Con Ángela Coello, de 18 años, el proceso de maduración debía haber sido más pausado. Las circunstancias obligan a apurar los plazos. "Esta temporada también puede entrenarse por las mañanas y está mejorando a pagos agigantados", revela Cantero. Pero aún se le nota la adolescencia en la inestabilidad mental. De 1,83 y mayor cuerpo, es más pívot natural que Alonso aunque, como ella, desarrolla su juego a partir de lo que le proporcionan las exteriores en el juego de bloqueos.

Es Gaila Comesaña la que mejores maneras exhibe de espaldas al aro; aquella a la que se le adivina un buen baile de pies. Con ella, sin embargo, todo se antoja temprano porque apenas alcanza los 16 años. Llegó además al Celta hace dos temporadas tras formarse en el Seis do Nadal. "Aún se le nota que no lleva tanto tiempo en nuestra estructura", comenta Cristina Cantero, que destaca de Comesaña su "gran talento", pero también lo mucho que "sufre atrás". Nada impropio de su edad.

El club le busca el lado positivo a sus padecimientos físicos y burocráticos. En el plan ideal, Alonso y Coello participaban en una rotación de tres, incluso con aportaciones de Canella, y Comesaña estaba destinada a sumar minutos marginales, solo en las circunstancias más adecuadas. "Ellas han tenido que asumir todo el protagonismo y lo están aprovechando mucho para crecer sobre la base del error-acierto", describe Cantero. Que espera, no obstante, poder aplicar una distribución más lógica a nivel competitivo y pedagógico en 2016.