El Real Madrid se enfrenta a una de las crisis más brutales que se recuerdan en los últimos tiempos. La afición del Real Madrid demostró su enfado con el equipo cuando el árbitro señaló el final del primer tiempo y estalló por completo al final del encuentro con gritos a los jugadores, al banquillo y especialmente al palco al que se responsabiliza en gran medida de lo que est-á sucediendo. Aguantó durante cuarenta y cinco minutos para no perjudicar todavía más a un conjunto tan repleto de estrellas como falto de ideas. Marcelo salvó el 0-3 en el minuto 44, bajo los palos, y el colegiado pitó que era el momento de irse al descanso. Entonces, la grada explotó.

Mientras los ochocientos incondicionales azulgranas disfrutaban en el fondo norte, los seguidores locales hicieron una pañolada blanca y pidieron la dimisión del presidente y del entrenador. Nadie estaba a salvo.

A Benítez, señalado por el mal juego de Bale, Benzema y el resto de jugadores, le tocaba organizar una reacción en el segundo tiempo y decidir cuando hacer cambios y a quien introducir en el esquema. Los aficionados la tomaron también con algunos futbolistas como Danilo. Nadie se salvaba de la quema que se había organizado en el Bernabéu. A la salida del estadio hubo aficionados que incluso se agolparon en determinadas puertas del estadio para reclamar la salida del presidente a quien esta crisis parece que le va a afectar más directamente. Tradicionalmente se ha librado, pero en esta ocasión un sector del Bernabéu entiende que si Benítez renunció a algunos de sus jugadores habituales es debido a la presión que sufren los técnicos desde el palco para que alineen a las principales estrellas. Eso entendieron los aficionados que ayer lejos de tomarla con el banquillo volvieron la vista hacia el palco.

La tarde había comenzadocon el homenaje a las víctimas de los atentados del pasado viernes 13 de noviembre en París, que se saldaron con la muerte de 130 personas. Antes del comienzo del encuentro, los congregados en el coliseo blanco guardaron un respetuoso minuto de silencio en memoria de los fallecidos, mientras en una de las tribunas laterales se desplegaba una enorme bandera de Francia y en megafonía sonaba una versión del himno galo, La Marsellesa, a piano.