Novak Djokovic, número uno del mundo, cumplió ayer con los pronósticos y derrotó en semifinales del Masters de Londres a Rafael Nadal, por 6-3 y 6-3, en 79 minutos. Djokovic, vigente campeón del torneo, luchará hoy por revalidar su título en la capital británica ante el vencedor del duelo que iban a disputar Roger Federer y Stan Wawrinka.

Buscaba el español dar la sorpresa después de una buena semana, con sensaciones positivas, en la que logró imponerse en la fase de grupos a Murray, Wawrinka y Ferrer, números dos, cuatro y siete del ránking. Sin embargo, enfrente estaba el número uno del mundo, un Djokovic que esta temporada ha ganado tres de los cuatro torneos del Grand Slam y solo ha perdido seis encuentros. Rafa llegaba después de un maratoniano partido ante Ferrer, mientras que Nole había tenido de un día más de descanso.

El serbio, que ya se había impuesto a Rafa en sus últimos tres enfrentamientos, todos este año -semifinales del Masters 1.000 de Montecarlo, cuartos de final de Roland Garros y final en Pekín-, comenzó el duelo con un saque directo, premonitorio de lo que iba a ser el partido.

Ganó su primer servicio con comodidad, rompió a un Rafa que en los primeros tres juegos solo logró cuatro puntos y ganó nuevamente su saque para colocarse rápidamente con un contundente 3-0.

El ritmo impuesto por Djokovic era demasiado fuerte para un Nadal desenchufado, sin respuesta y que no presentó batalla.

El balear, sin ninguna bola de 'break' en todo el encuentro, vagaba por la pista mientras Djokovic no aminoraba el ritmo. Acabó llevándose el primer set por 6-3 en poco más de media hora.

Se repitió la historia en la segunda manga, con Nole rompiendo en el quinto. Rafa se movía de lado a lado de la pista, bloqueado física y mentalmente frente a un jugador al que no le ha ganado un set en todo el año.

En poco más de 40 minutos el serbio finiquitó el segundo set y el partido, igualando así la serie entre ambos a 23 -que empezó en 2006 y llegó a estar en 14-3 a favor de Nadal- y asegurando su presencia en su decimoquinta final consecutiva en 2015.

"Ha sido una gran actuación desde el principio. He intentado en todo momento ser agresivo y dictar el juego. Me las he arreglado para sacar mis mejores golpes cuando los he necesitado", dijo todavía en pista un exultante Djokovic tras el partido.

"No hemos cambiado nuestros estilos desde la primera vez que nos enfrentamos: él con mucho más efecto y yo tratando de golpear plano la mayoría de las veces. Prácticamente ha sido igual desde la primera vez", añadió el número uno.