GALERÍA | Nolito, en el entrenamiento de ayer en A Madroa. // Ricardo Grobas

Ya está aquí el clásico gallego que entroniza al rey de Galicia de los próximos meses, hasta que en la primavera que viene, en Balaídos, se ponga en juego de nuevo la supremacía entre dos rivales que compiten por ese título honorífico desde hace noventa y dos años. Esta noche, en un Riazor con el aforo completo (22.05 horas, TVE-1), se presentan dos equipos que gozan de buena salud en la Liga (novenos los coruñeses, cuartos los vigueses), a través de caminos estilísticos diferentes. El que dirige Víctor Sánchez prefiere acomodarse al juego que propone el adversario, ceder la iniciativa. El de Berizzo, por el contrario, quiere siempre la pelota para armar un juego de marcado carácter ofensivo. Los números confirman estas características: los blanquiazules solamente han sumado ocho puntos en casa, de los 15 que poseen en la clasificación; mientras que los celestes se presentan en A Coruña como los mejores de la competición como visitantes, con 13 puntos de los 21 totales que acumulan en las once primeras jornadas de la Liga BBVA.

Esos son los números de referencia más próximos, en los que el Celta toma una ligera ventaja sobre el Deportivo. Pero en estos duelos de rivalidad, el aspecto emocional se convierte en una de las claves del partido. Más que el estado físico importa el mental, como ayer recordó Berizzo al analizar el duelo de Riazor.

VÍDEO | Las cinco claves para conquistar Riazor. // Carlos I. Castrillón / Ángel Vila

Sin apenas tiempo para preparar el derbi con todos sus jugadores, debido a los compromisos de los internacionales (Orellana solo pudo entrenar un día con sus compañeros), el técnico argentino admitió: "Hemos hablado mucho del aspecto emocional del partido".

Berizzo, que alcanzará los 50 partidos en Primera como técnico y ya suma tres derbis ganados al frente del Celta (el amistoso de Pasarón y los dos de la temporada pasada), es consciente de que maneja la segunda plantilla más joven de Primera. A ello se añade que para este encuentro no podrá contar con el sancionado Cabral, el más veterano del plantel y que ejerce de capitán general de la defensa, en la que Mallo se prepara para disputar su primer derbi en Riazor, donde se le recuerda por su mal comportamiento en la grada.

Aunque el principal foco de atención de la afición deportivista vuelve a ser Iago Aspas, que regresa al estadio donde hace dos temporadas fue expulsado por una trifulca con Marchena. El delantero de Moaña es uno de los estandartes de la cantera de A Madroa, que aporta cinco futbolistas al primer equipo en este curso. Ahí también ganan los vigueses, aunque el Deportivo va acortando diferencias: el coruñés Lucas Pérez lidera un grupo de cuatro canteranos. Tras un periplo por Madrid, Ucrania y Grecia, el máximo goleador blanquiazul (7 tantos) regresó a casa para convertirse en la referencia del equipo de Víctor Sánchez.

VÍDEO | Así ve Iago Aspas el derbi gallego. // Armando Álvarez / Carlos I. Castrillón

Ambas aficiones estarán muy pendientes también de lo que hagan Aspas y Lucas Pérez, en un partido que ha sido declarado de alto riesgo, en el que se anuncia además la presencia de la lluvia y al que asistirán los alcaldes de ambas ciudades. Se reduce, en esta ocasión, la presencia de la afición del Celta, al que animarán los 630 aficionados que agotaron en unas horas las entradas que se pusieron a la venta en Balaídos para el partido del año en Galicia.

Berizzo, que ha convocado a todos los jugadores (incluso viajan Cabral y Radoja), repetirá el once que cayó goleado por el Valencia antes del paréntesis liguero: Sergio Álvarez en la portería, con Hugo Mallo y Jonny en los laterales, y Sergio Gómez y Fontás como pareja de centrales. Augusto Fernández ejercerá de pivote, con Pablo Hernández y Wass intercambiándose las posiciones en la centrifugadora que el técnico argentino ha diseñado para un Celta que posee un trío atacante letal, con Orellana, Aspas y Nolito, que suman tantos goles como todo el Deportivo (16).

Víctor Sánchez que debuta en un derbi como técnico, no podrá contar con el centrocampista Borges, que se lesionó con Costa Rica, ni con Juan Domínguez. Estas bajas podrían llevar al técnico madrileño a cambiar el dibujo habitual del 4-2-3-1 por un 4-4-2. Eso le llevaría a jugar con Lucas Pérez como única referencia atacante o que le acompañase el excéltico Oriol Riera. Entonces, Cani, probablemente, se caería de un once en el que Lux estará bajo palos, con Laure, Arribas, Signei y Navarro en defensa; Fayçal y Pedro Mosquera en el doble pivote; con Jonás y Fede Cartabia en la línea de tres cuartos.