Jonny vuelve al hogar. A A Madroa, donde se le considera lateral. Esa será su función en el derbi, acostado a la izquierda. Regresa de la selección sub 21, donde Celades lo emplea mayormente como central. Una dualidad que el vigués gestiona sin interferencias, incluso agradecido.

"Lo llevo bien. Son posiciones que ya intercambiaba en categorías inferiores", recuerda e insiste: "No pierdes el conocimiento, siempre estás atento y viene bien para el futuro. Me siento muy cómodo en las dos bandas y por el centro".

Jonny tiene potencia, velocidad, sentido de la anticipación, agresividad... Todas las cualidades que se le exigen a un central de jerarquía. Es su estatura la sospechosa. "No lo veo ningún problema", replica. "Centrales como Puyol o Cannavaro, no precisamente altos, fueron de los mejores centrales del mundo".

Buenos ejemplos a seguir. A Jonny lo tallan en 1,75. Puyol mide 1,78 y Cannavaro, 1,76. El celeste podría haber añadido a Iván Córdoba (1,73) y Ayala (1,77). Todos ellos se impusieron a la teórica dictadura de su escasa altura. "Un delantero nunca te va a meter gol de cabeza desde el centro del campo", advierte Jonny. Que admite la carencia: "Puedes tener más problemas". Y añade el remedio: "Hay que echarle coraje y ganas. Y colocarse mejor que el rival".

Puyol, como Sergio Ramos, se inició precisamente como lateral antes de emigrar al eje defensivo, una zona de mayor estima y caché. Jonny no descarta esa misma reconversión. Pero tampoco se la marca en su plano de carretera. "El fútbol da muchas vueltas. Nunca se sabe. Lo importante es que me siento cómodo tanto de lateral como de central. Es lo importante para mí a la hora de seguir creciendo como jugador. Es futuro y no sabría decir", concluye.

Lo que prima es el derbi y ahí, salvo birlibirloque de Berizzo, volverá a ejercer de lateral izquierdo. Jonny, aunque consciente de "las cargas" de tantos partidos, se siente descansado y listo para un partido de altos vuelos: "El Dépor también está muy bien. Será otro tipo de partido. No lo comparo con ninguno del año pasado. Será mucho mejor, con más expectativas para los dos equipos. Vamos a tener mucho que hablar en el campo. Los dos queremos ser el rey de Galicia. Saldremos a por todas. Para los jugadores y los aficionados es el partido del año".

Al vigués le gusta el clima de los derbis. "Riazor es un campo bonito, donde la gente aprieta mucho. Nuestros aficionados irán. El año pasado solo se escuchaba a los celtistas. Es algo que sientes, que te ayuda a ir hacia delante", indica. "Es un partido más de sentimiento, más de corazón. Pero a la hora de jugar y apretar será lo mismo".

Y aunque al borde de la suspensión por acumulación en el ciclo, ya avisa: "La Liga es muy larga. Las cinco tarjetas llegarán tarde o temprano. Nunca piensas en un partido, y menos de estas dimensiones, que tienes cuatro. Siempre juego al cien por cien. Haré lo que haría en cualquier otra situación".