A cinco días para el inicio de la jornada futbolística del fin de semana, la competición continúa en el aire ante la intención del colectivo arbitral de Vigo de no dirigir ni un solo encuentro.

Los representantes arbitrales se reunieron ayer con el vicepresidente de la Federación Gallega, Gustavo Falque, al que le presentaron unaserie de reivindicaciones para frenar la huelga prevista para el fin de semana.

La principal petición es la de dignificar la salida del comité gallego de Fernando Iglesias y su equipo de trabajo que presentó su renuncia para aplacar el movimiento originado en Santiago y que había llevado a la huelga a los colegios de Compostela, Lugo, A Coruña y Ferrol. Consciente de que la situación originada tras la destitución del delegado de Santiago tenía mala solución Iglesias optó por quitarse de enmedio. La decisión, que fue aceptada por Rafael Louzán, ha generado un enorme malestar en sus antiguos compañeros del colegio de Vigo que entienden que Iglesias ha introducido importantes cambios en los meses que ha estado al frente del colectivo gallego y que finalmente ha cedido para evitar males mayores en el arbitraje de la comunidad. Los árbitros no creen que Iglesias merezca un adiós así. Buena parte de los colegiados de Vigo han llegado de su mano a este mundo, se han formado junto a él o bajo su supervisión, y han sentido en el adiós de Iglesias una especie de ataque a su delegación

Otro de los aspectos que también reclaman es que la Federación mantenga la presencia del colegio de Vigo dentro del organigrama del nuevo Comité Técnico de árbitros que en los próximos días se debe formar.

El vicepresidente Falque fue muy receptivo con las exposiciones de los representantes de los colegiados y se comprometió a resolver este conflicto esta misma semana para que todo vuelva a la normalidad lo antes posible y la actividad se pueda desarrollar de forma normal. L ahuelga ya se había manejado de cara al pasado fin de semana aunque finalmente se concedió el plazo de esta semana para solventarlo.

De lo que no cabe duda es que el conflicto se ha enquistado de una manera tal que la herida que se ha abierto en el seno del colectivo arbitral tardará mucho tiempo en cicatrizar.