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rugby - División de Honor

Los ciclos eternos del derbi

El Blusens, aunque lastrado por las bajas, confía en dar la sorpresa en casa del CRAT, de ambicioso proyecto

David Redondo pasa el oval en un partido de esta temporada. // Adrián Irago

El Blusens descendió a Honor B la pasada temporada con tres coruñeses en su plantilla: Carlos de Cabo, Víctor Salgado y David Redondo. El CRAT intentó captarlos. Una tentación atractiva: jugar en su ciudad de residencia, en un equipo bien pertrechado, ahora de igual categoría que el Blusens, y ahorrarse de paso tantos kilómetros de autopista para asistir a entrenamientos y partidos. Los tres rechazaron la oferta. En Salgado y De Cabo podía anticiparse. Son hijos del Zalaeta, el otro club de rugby de A Coruña, de rivalidad más íntima con el CRAT que el propio Vigo. Redondo, en cambio, se crió en el CRAT. Sin embargo, prefirió permanecer fiel a la casaca y los compañeros. Una decisión que le ha pasado una cierta factura.

Redondo se trasladó al Blusens hace cinco años, cuando el ascenso a División de Honor. Aquel enternecedor reportaje en Informe Robinson le tocó la fibra. Se entusiasmó con la idea de trabajar a las órdenes de un All Black, Norm Maxwell. Quiso también mejorar su cultura rugbística a las órdenes de David Monreal. "Jugar era importante, pero no lo principal. Quería cambiar de aires y conocer a Norm y David", recuerda.

Jugar, de hecho, le costó. Miembro de la segunda unidad, sólo al tercer año comenzó a frecuentar el XV inicial. Y eso, ya avanzado en la treintena -tiene 37 años-. No le amargó, sin embargo. "Todo fue de maravilla. Es que en aquel equipo llegó a haber doce profesionales. Conseguir un puesto era todo un éxito. Había internacionales, como Carlos Blanco; un All Black como Campbell; gente del nivel de Talakai o Tuifua. Para mí fue un salto muy grande", enumera y se emociona. "Yo empecé a jugar al rugby con 13 años. Era impensable poder entrenarse con alguien como Norm. Son experiencias únicas".

Además, tenía amigos en el vestuario. De la selección gallega conocía a su vecino De Cabo y al ferrolano Pakito Usero. Compuso con ellos ese convoy de ida y vuelta, a altas horas de la madrugada tras cada entrenamiento. "Una de las razones para seguir es el grupo con De Cabo y ahora con Salgado. Son muchas horas de carretera juntos y eso crea lazos. No quería dejarlos", explica y amplía: "Existe mucha unión en la plantilla. Por eso ni me planteé abandonar el Blusens".

La negativa sorprendió en su club natal. Generó rechazo. Redondo había compaginado en los últimos años su puesto de jugador en el Blusens con el de entrenador de la cantera en el CRAT. Empezó a dirigir el equipo sub 12 cuando su hija mayor se enroló en el club. Y subió con ella al sub 14, al que el año pasado hizo campeón gallego, superando precisamente al representante del Vigo R.C. Sin embargo, el CRAT decidió prescindir de él. "No han contado conmigo y ya está. No quiero darle importancia", asegura. Le duele, no obstante, como le dolió que pocos lo respaldasen cuando decidió fichar por el Blusens. "Algunos me decían que a dónde iba, que no tenía nivel. Solo mi mujer me apoyó". Redondo asegura: "Me guta el ambiente que hay en Vigo, lo que montan los padres con las carpas, el sentido de familia. Desde el primer día me acogieron como uno más". También se siente cómodo en el Zalaeta, al que ayuda en los entrenamientos. Un espíritu libre, movido en exclusiva por el amor al rugby. "A De Cabo y Salgado no les han dado la espalda en el Zalaeta. A mí, en el CRAT, sí. Supongo que no me han entendido".

Respecto al partido, el delantero anticipa: "Será bonito. Será duro. El CRAT tiene muchas ganas de ganarnos. Se ha reforzado bien". En el transcurso de la jornada se podrá palpar ese sentimiento ecuménico que los Redondo tienen por el deporte que les apasiona. La hija de David saltará al campo de Acea da Ma antes que su padre, en el partido del CRAT femenino sub 14, como aperitivo del derbi de los adultos. "Querrá ganar. Y después, cuando me toque jugar a mí, espero que quiera que gane el Blusens", anhela y le parece natural. "Lo importante es el rugby", concluye.

David Redondo: rugby sin fronteras

  • Blusens Networks Universidade de Vigo y Club de Rugby Arquitectura Técnica (CRAT) retoman el gran derbi del rugby gallego. No se enfrentan en liga desde hace más de un lustro -sí en Copa Xunta, con victoria olívica en la última final, por ejemplo-. Cuando el Blusens ascendió a División de Honor, la primera escuadra gallega en lograrlo, el equipo coruñés militaba en Primera Nacional. Ahora las dos escuadras se reencuentran a mitad de camino, en Honor B. Acea da Ma, hogar del CRAT en Culleredo, acogerá este sábado (16.00) el choque. "Ellos juegan en casa, tienen más experiencia en la categoría, se han reforzado mucho... Son favoritos", anticipa el presidente del Vigo R.C., Ramón González-Babé."Siempre hemos estado bastante parejos. En función de las generaciones de jugadores, dominaba uno u otro. Es cierto que nuestro último ciclo de superioridad ha sido un poco más largo", relata Babé. Con el descenso vigués concluye esa etapa, la más gloriosa del oval galaico. El Blusens remodela su proyecto. Se gira hacia la cantera. Tatafu queda como único extrajero. El CRAT, por contra, se ha reforzado con varios foráneos: argentinos, australianos, un sudafricano... Al derbi llega el XV herculino quinto en el grupo I, con tres victorias y dos derrotas; el XV del Olivo es octavo, con 2-3 en los registros.Al Blusens le pesan las bajas. Harry, Calvo, Caride o Mauro siguen en proceso de convalecencia. Carlos de Cabo aún no se ha reestablecido de la luxación de un hombro. El técnico vigués, Norm Maxwell, confía en recuperar a Tatafu, ausente en los últimos compromisos por una pequeña rotura en los isquios. Con el tongano en la delantera sus compañeros se crecen. "Tenemos lo que tenemos. Nos está costando adaptarnos a la categoría. Y tenemos una plantilla corta. Con cualquiera que tosa ya tenemos un problema. Pero no nos volvemos locos", advierte Babé. La vuelta a la élite no figura como prioridad a corto plazo. Se prioriza la consistencia y el crecimiento de los jóvenes.El derbi está dominado "por la gran rivalidad", pero al modo rugbier, sin fanatismos. Son muchos los vínculos entre ambos clubes. Maxi Casares, uno de los fundadores del CRAT, es tío de Babé. En la directiva herculino se vivió con ilusión el ascenso sureño a División de Honor. Su presidente, Alfredo Pérez, se hizo socio del Vigo R.C. en la primera temporada en la élite. Ramón González-Babé resume: "Ojalá fuese así el fútbol".

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