Sonia Boubeta ha estado ligada al deporte desde su más tierna infancia. Desde que vio la luz en Meira, Moaña, se ha sentido deportista. A los doce años ya practicaba atletismo, taekwondo, fútbol y remo, disciplina esta última en la que se iba a convertir en competidora de elite. A los 14 años ya se preparaba en el Centro de Tecnificación Deportiva de Pontevedra y con 16, tras varios campeonatos de España, se alzó con el subcampeonato del mundo de remo olímpico en Polonia.

En total, 20 años de una trayectoria jalonada de éxitos como el campeonato de remoergómetro en Bostón de 2008 o un título nacional de trainerillas. "Nunca imaginé que mi larga trayectoria deportiva, que tanto me ha costado forjar, se pudiese ensuciar tan fácilmente sin justificación alguna", reflexionaba ayer. Lo hace después de que tanto la Fiscalía como la acusación popular hubiesen retirado todos los cargos que pesaban contra ella a raíz de la conocida como "Operación Estrobo" contra el dopaje en el remo vasco en el juicio que se celebró en Bilbao. Tras cinco días de juicio, Sonia, militar de la Brilat de profesión, comprobó cómo al fin se levantaba sin más una imputación que ha pesado como una losa en sus últimos años de trayectoria deportiva.

"Durante cinco años se me ha imputado y acusado de un delito no cometido en una causa relacionada con el dopaje y sin que ni mi trayectoria deportiva ni mis actuaciones deportivas hayan tenido que ver con este tema", explicó ayer en una comparecencia en Pontevedra. "Desde el principio siempre he declarado mi inocencia y, pese a todo, he podido ver cómo se me arrastraba durante ese periodo de tiempo -la instrucción del caso duró cinco largos años- y se me sentaba en el banquillo cinco días para que al quinto se retirase la acusación, no solo por parte del Ministerio Fiscal, sino también por la acusación popular" que había sido muy beligerante durante todo el proceso de instrucción y en el propio juicio. Para Boubeta, "se ha evidenciado con la desimputación el reconocimiento de su error al evitar incluso que el juez se pronuncie, por lo que no había ni debió haber nunca una causa contra mi persona".

Esta deportista considera que todo este proceso "me ha generado un daño irreparable en todos los ámbitos de la vida". "En lo personal porque soy hija y madre y tanto mis padres como mis hijos lo han pasado realmente mal", aseguró. "En lo social porque se me ha prejuzgado antes de tiempo y en lo deportivo porque han existido responsables deportivos de clubes y equipos que han utilizado esa situación para generar un entorno de dudas sobre mí", lamentó. Profesionalmente también le ha afectado, dado que esta situación le impidió continuar progresando laboralmente al impedir que se pudiera presentar a oposición a los cuerpos de seguridad del Estado.

Boubeta pretende que su comparecencia pública sirviese para, por un lado, "rehabilitar una imagen que nunca debió ensuciarse como se ha hecho" y por otro "agradecer a todas y cada una de las personas que, desde el principio, han estado cerca de mí, que me han apoyado y que han creído en mi total inocencia".

Su abogado, Fernando Area, destacó que "un periodo de instrucción de cinco años del caso es a todas luces exagerado" y que en ninguna parte del caso había la más mínima prueba de que Sonia Boubeta hubiera consumido o facilitado a nadie sustancias prohibidas dopantes. "Desde el minuto uno se vio que aquello no iba a ninguna parte" pero lamentó que aún así se mantuviese la imputación a su defendida hasta el juicio, cuando de los diez procesados se retiró la acusación a un total de cuatro.

Boubeta es esposa de José Manuel Francisco, que era entrenador de Urdaibai durante el tiempo de los hechos que se investigan y que sigue imputado, a la espera de la sentencia.