La sombra de Gustavo Cabral es alargada. La ausencia del defensa central argentino, sancionado con tres encuentros de suspensión tras su expulsión en la última visita del Real Madrid a Balaídos, se ha dejado sentir más de la cuenta en la portería celeste, que ha recibido siete goles -dos ante la Real Sociedad y cinco el pasado sábado frente al Valencia- en los dos encuentros en que Cabral ha estado ausente del once celeste. La cifra no es ni mucho menos irrelevante, sobre todo si se tiene en cuenta que el Celta apenas había encajado ocho goles en los nueve compromisos ligueros anteriores y que tres de ellos los recibió Sergio Álvarez en el duelo frente al conjunto blanco, el único que el equipo vigués ha disputado hasta la fecha en inferioridad numérica.

El partido frente al Valencia dejó en todo caso al descubierto un lado oculto del equipo vigués, que no encajaba cinco goles en Balaídos desde hace más de una década, concretamente en el curso 2004-05, frente al Espanyol en una campaña especialmente lastimosa desde el punto defensivo para el Celta, que recibió también cinco goles de la Real Sociedad (2-5) y un 0-5 que todavía escuece en el derbi frente al Deportivo. Además de estos tres equipos, solo el Real Madrid, el Barcelona, el Atlético el Oviedo el pasado sábado el Valencia han sido capaces de hacer una "manita" en el coliseo celeste en cincuenta temporadas en Primera División.

Gustavo Cabral está pendiente de cumplir la próxima jornada frente al Deportivo el tercero de los tres encuentros de suspensión que le fueron impuestos por el Comité de Competición por menospreciar al árbitro, con lo que Berizzo deberá tirar presumiblemente en Riazor con la defensa que ha utilizado en los dos últimos partidos, esto es, con Sergi Gómez y Gustavo Cabral como pareja de centrales y Hugo Mallo y Jonny como laterales.

No tiene muchas más opciones. Cualquier cambio en la línea que no sea la introducción de Planas en el costado izquierdo, que parece del todo improbable, sería reconvertir a un futbolista de posición, pues la defensa es justamente la única línea del equipo que no tiene los puestos doblados.

Aunque la fragilidad defensiva mostrada por el equipo vigués es, en esencia, un problema colectivo, lo cierto que es el rendimiento de Andreu Fontás ha estado en los últimos dos compromisos por debajo de las expectativas de un futbolista que ha mantenido una gran regularidad en las dos temporadas anteriores y que inició el curso con muy buenas prestaciones.

Los problemas en el tendón de Aquiles que le mantuvieron apartado de los terrenos de juego mes y medio parecen estar en el origen del bajo rendimiento de Fontás, que ha acusado la inactividad y la falta de ritmo competitivo.

Mejor la están yendo últimamente las cosas a Sergi Gómez, un jugador al que la pasada campaña le costó encontrar el sitio en el equipo y que esta temporada ha aprovechado la lesión de Fontás para asentarse en el once céltico,

Los celestes han encajado siete goles más que los que llevaban el pasado curso a estas alturas de competición y dos menos que los recibidos hace dos años con Luis Enrique Martínez al frente del banquillo. Tampoco mejora la actual defensa a la que defendió la portería céltica en el retorno del equipo a Primera División, que ha jornada undécima de Liga había recibido diecisiete tantos, es decir, uno menos de los que suma el actual Celta después de la goleada del pasado sábado.

La diferencia a favor del actual Celta está en el ataque, pues el cuadro de Berizzo sostiene este curso un ritmo de anotación considerablemente superior al de los últimos años en Primera. El conjunto céltico acumula en la undécima jornada un botín goleador de veintidós goles, por los diecisiete que sumaba hace un año y los trece que sumaba con Luis Enrique y Paco Herrera, respectivamente.