El partido de esta tarde contra el Valencia va a estar de nuevo condicionado por el mal estado del terreno de juego de Balaídos. A pesar de los esfuerzos realizados por el consistorio para mejorar el estado del césped, impropio de un estadio de Primera División, las lluvias caídas en la ciudad en los últimos días no han permitido que mejore su situación, que incluso podría decirse que ha empeorado.

El técnico céltico, Eduardo Berizzo, aseguró ayer que el mal estado del campo no va a afectar a la forma de jugar del equipo, que intentará mantenerse fiel a su estilo de juego, ni le va a servir de coartada en caso de que haga un mal partido, tal como indicó el pasado jueves el capitán, Augusto Fernández.