El éxito, la alegría y la satisfacción son la cara amable del deporte, la que se ve de cara a la galería, la que dibuja la sonrisa de cada deportista cada vez que consigue una gesta. Pero también hay una cara amarga, dura y cruel. Iván Roade (Nigrán, 1993) lo sabe perfectamente. Enrolado en el Club Ciclista Rías Baixas (también estuvo en el Froiz o en el Club Ciclista Vigués) como una de las más firmes promesas gallegas de ciclismo, llegó a "asquear" el deporte de las dos ruedas. Tanto que lo ha aparcado y por ahora no contempla retomarlo.

Tras superar incluso una depresión, ha encontrado en el atletismo una nueva ilusión. Ha cambiado la bici por un par de zapatillas y se siente motivado y con ganas de devorar kilómetros. "La verdad es que al venir del ciclismo siempre tienes el fondo de entrenar muchas horas y 21 kilómetros al final te parecen nada comparado con cuando haces 150 en bici, durante unas seis horas", indica.

"Estuve con depresión por culpa de la bicicleta", relata. "Me metía mucha presión y acabé por dejarlo y decidí probar con el atletismo a ver qué tal", explica. Y el resultado no puede ser más prometedor: "No me esperaba hacer ya tan buenos tiempos porque llevo entrenando bien un mes y medio y ya en la Media Maratón de Pontevedra corrí junto a la gente de delante". Paró el crono en 1.11:59 y dijo sentirse "cómodo con el ritmo impuesto por la cabeza de carrera".

Competir sin presión, para divertirse, le ha devuelto la sonrisa. De hecho, hasta se presentó en la línea de salida de la cita pontevedresa sin reloj. "Me lo olvidé en casa", recuerda. "No sabía en qué ritmo iba a correr ni nada. Le pregunté a un chico al empezar y me dijo que siguiera a otro corredor que iba a hacer 1:10. Como estaba mojado fue imposible, pero bueno, estoy satisfecho. Corrí junto a gente que lleva cinco u ocho años corriendo", dice con orgullo.

En el pelotón ha irrumpido un desconocido. Un osado que se atreve a compartir zancadas con los Bargiela, Ramallo, Geralavicius o Hurtado. "No me conocen de nada y me ven que voy a su ritmo y supongo que impresiona. De momento lo que me mola es que no me conocen y eso es una baza a favor porque no estoy tan controlado. Seguro que piensan: 'éste ya reventará", bromea.

Roade también participó en la carrera 15 kilómetros del Atlántico. "La hice en 53:20 minutos", dice. Fue el primero en la categoría promesa y sexto en la general absoluta.

Su nueva pasión le ha llevado a fichar por el Club Atletismo Sampaio de A Estrada, que es filial del Celta. "El vicepresidente del club es muy amigo mío y como también tienen posibilidad de correr el campeonato de España de cross, pues perfecto", explica Roade, que el próximo 29 de noviembre, en el Memorial Belarmino Alonso, tiene previsto disputar su primera carrera de campo a través. La semana antes correrá el Medio Maratón de Vilagarcía, descartando su presencia en la Vigo+11 del 8 de noviembre.

Óscar Fernández guió sus primeros pasos como runner pero ahora es Ángel Fernández el que marca sus pautas. El ciclismo, por ahora, "lo he dejado parado", confiesa. "En principio me voy a centrar en el atletismo", explica. Su trabajo en Sport Pasión ya no le deja tanto tiempo para entrenar. "En atletismo, con una hora, una hora y cuarto, tienes el entrenamiento hecho, con la bici un entreno de una hora no es nada", dice el nigranense, que por ahora asegura no "echar de menos el ciclismo".

"Ahora veo que en el atletismo, que llevo un mes y medio, estoy corriendo rápido y eso siempre te motiva para seguir entrenando e intentar correr con los mejores, pero sin presionarme. Hubo un momento que dejé de estudiar y todo para dedicarme solo a la bici, pero ahora el atletismo me lo voy a tomar de otra manera, como un hobby, para divertirme y hacer deporte. Tampoco quiero presionarme como con la bici y volver a ponerme mal", indica.

"Cuando dejé la bici, estaba un poco mal, pero iba a correr o a andar, salía un día en bici o iba a gimnasio", dice Roade, que ahora sale a correr unos seis días a la semana. El atletismo le ha devuelto la sonrisa que un día perdió con la bicicleta. Ahora tiene una nueva ilusión y confía que le traiga más de una alegría.