El técnico gallego José Manuel Francisco negó en esta primera jornada de juicio cualquier práctica ilegal, lo mismo que hicieron el resto de imputados en el caso.

El moañés se mantuvo fiel a sus testimonios anteriores y aseguró que nunca había inyectado ninguna clase de sustancia a sus remeros y que a la hora de recomendar tratamientos se limitaba a seguir las indicaciones "de los médicos". Francisco explicó que había conocido a Marcos Maynar -el médico que llegó procedente de la Universidad de Extremadura- "en un congreso" y que habían comenzado a colaborar pero que sus contactos y conversaciones siempre eran sobre aspectos relacionados con la competición y el rendimiento de los remeros.

El entrenador tuvo que responder también en relación al testimonio de otra de las imputadas, la esposa del exclista y actual agente de la Policía Antonio Arenas, que reconoció haber enviado en agosto y septiembre de 2010, desde Córdoba y a través de una empresa de mensajería, tres paquetes con EPO y Aranex, a una dirección de una entidad bancaria de Bermeo y con un número de cuenta a nombre del presidente de Urdaibai. Según dijo, recibió el encargo a través de un teléfono de su marido, que había sido paciente de Mainar y con el que entonces no convivía, "de parte" de este médico.

José Manuel Francisco afirmó que esos paquetes contenían piezas de bicicleta. Según dijo el moañés, Maynar se ofreció a prestar una máquina seca de reflotron para medir mejor los niveles de grasa de los deportistas, que él mismo fue a buscar hasta Cáceres, junto a un directivo. Posteriormente, según ha indicado, el médico extremeño remitió elementos para realizar los controles con la máquina y productos homeopáticos y que eso era lo que había en los paquetes que les llegaron desde Córdoba.