El Villarreal se impuso ayer por 2-1 al Sevilla en un encuentro en el que tuvo que trabajar a fondo para quedarse con los puntos ante un rival que apretó al final y buscó el empate en los últimos minutos.

Fue un partido sufrido y accidentado en el que el conjunto local fue mejor que el visitante, pero en el que el Sevilla estuvo vivo hasta la última jugada del encuentro, ya que tras el 2-0 acortó diferencia y metió el miedo en el cuerpo de los locales.

Los de Unai Emery, sin Éver Banega, no tenían una salida clara de balón, por lo que apostaban por pelotas largas buscando a Iborra y las contras con Gameiro, Konoplyanka o Vitolo. Así, a base de esa presión llegaban los acercamientos y sobre todo los córners y el gol parecía estar más cerca de los amarillos. A los 25 minutos, Mario cazó una pelota en el área tras varios rechaces y no perdonó a Rico.

Los segundos 45 minutos tuvieron de todo, aunque el partido seguía sin ritmo. El Sevilla seguía espeso y el Villarreal vivía tranquilo sin sufrir atrás, esperando una ocasión. Al cuarto de hora una buena contra de Mario, habilitaba a Denis Suárez, que le regalaba el gol a Bakambu con un gran pase atrás.

Emery metió en el campo todo lo que le quedaba y apostaba por Llorente como referencia. Justo en su primer remate llegaba el gol que ponía emoción a un choque que parecía sentenciado. Konoplyanka se sacaba una gran jugada por banda y ponía un balón perfecto a la cabeza del delantero.

El Sevilla se quedó con diez por la lesión de Gameiro, pero dominó a un Villarreal muy cansado e inquietó al graderío de El Madrigal y aunque dispuso de una clara ocasión al final, pero ya no se movió el marcador.