La polaca Agnieszka Radwanska interrumpió ayer una racha negativa de cuatro derrotas frente a la española Garbiñe Muguruza, a la que derrotó por 6-7 (5), 6-3 y 7-5, para convertirse en finalista del Masters de tenis de Singapur.

La jugadora de Cracovia confía en volver a exhibir en la final del torneo, en la que se medirá a la checa Petra Kvitova, el nivel que le entregó, tras dos horas y 38 minutos, su tercer triunfo sobre Garbiñe Muguruza, a la que ya había ganado en 2012 y 2014.

La jugadora nacida en Venezuela, debutante en la competición individual del Masters, se quedó a un partido de emular a Arantxa Sánchez Vicario, la única española que alcanzó la última ronda de las Finales de la WTA. Fue en el año 1993 y la barcelonesa cedió por 6-1, 6-4, 3-6 y 6-1 ante la germana Steffi Graf.

"El torneo empieza ahora de nuevo", había advertido en la previa la líder invicta del Grupo Blanco, prudente pero igualmente convencida de poder prorrogar su exitosa racha sobre la pista azul de Singapur.

Desde el primer juego del choque trató la jugadora nacida en Caracas de dominar a su oponente, castigada por la potencia de la segunda favorita en los primeros compases del choque. Observada desde el mismo 'box' por su nuevo entrenador, el francés Sam Sumyk, y por la capitana de los equipos españoles de Copa Davis y Copa Federación, la extenista Conchita Martínez, Muguruza se enredó en errores no forzados y un cúmulo de malas decisiones.

Perdido el primer envite por 7-6 (5), la tenista de Cracovia, de 26 años, pidió el cambio del aparatoso vendaje que cubría su muslo derecho -otro, de menores dimensiones envolvía su hombro derecho- y, con un nuevo demarraje, construyó una concluyente distancia (0-4) en el segundo parcial.

Muguruza, número tres en la clasificación mundial y debutante en la competición individual, confió nuevamente la remontada a su potencia, pero la infatigable lucha de Radwanska retrasó hasta la tercera manga la conquista de una plaza en la final.

Ahí accedió la polaca tras interrumpir la remontada de la española, lastrada por la pérdida de concentración en el segundo set y recurrente en este vicio en el tercero y definitivo. 54 errores no forzados le cerraron la puerta del partido por el título.