El Balonmano Porriño no pudo protagonizar la sorpresa de la jornada y, posiblemente, de la temporada. El conjunto de Abel Estévez, que para colmo afrontaba la cita con múltiples ausencias y sólo diez jugadoras desplazadas a las islas, plantó cara durante buena parte del choque al sólido e invicto líder de la División de Honor femenina, pero el Rocasa Gran Canaria aprovechó el despiste visitante al comienzo de la segunda parte y el cansancio acumulado para sentenciar el partido en su recta final.

Sin embargo, las sensaciones con las que vuelven a casa las porriñesas son muy positivas y las ganas de probarse de nuevo la próxima jornada ante el Bera Bera, otro de los grandes de la liga y también a domicilio, son enormes. Sólo que en esta ocasión, salvo inesperados contratiempos durante la semana, Abel Estévez podrá disponer de todas sus piezas para plantear batalla hasta el final.

Porque el conjunto porriñés completó una gran primera parte en la cancha de un Rocasa que, a duras penas, consiguió abrir un hueco de apenas tres goles de ventaja en los instantes previos al intermedio. Pero el enorme esfuerzo realizado en esos primeros treinta minutos se vio ensombrecido en el arranque de la reanudación, momento en el que el BM Porriño encajó un parcial de 2-0 que ya colocó a las pupilas de Abel Estévez a remolque durante lo que quedaba de encuentro, con una desventaja de entre cuatro y cinco goles.

Además, el cansancio acumulado por la corta rotación empezó a dejarse notar mediada ya esta segunda mitad. El Rocasa llegaba al último cuarto de hora mucho más fresco y supo sacar partido a la perfección a los fallos de su rival. Las fuerzas escaseaban ya en el bando porriñés, que empezaba a desperdiciar situaciones claras para marcar mientras que las isleñas abrían ya un hueco definitivo para vivir con calma el final del encuentro.