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El equipo que nunca se rinde

El Celta dignifica la derrota en un intenso duelo frente al Madrid, que jugó media hora en superioridad

Iago Aspas vuela tras chocar con el portero blanco, Keylor Navas, durante un lance del partido disputado ayer en Balaídos entre el Celta y el Real Madrid. // José Lores

Poco importa el rival, el escenario o las adversidades que puedan irse acumulando a lo largo de un partido, el Celta nunca se rinde. El grupo de Berizzo es tan capaz de mostrarse tan resplandeciente en la victoria frente a adversarios de tanto calibre como el Barcelona, el Sevilla o el Villarreal como ejemplar en la derrota, como le ocurrió ayer frente al Real Madrid, el hermético equipo de Rafa Benítez, que sufrió casi hasta el último segundo para llevarse por los pelos el duelo por el liderato disputado en Balaídos.

El gigante blanco, que afrontaba el choque con bajas significativas (Benzema, Bale, James, Pepe), solventó una papeleta muy complicada solo dos días después de empatar en el Parque de los Príncipes gracias al papel de sus actores secundarios, que ofrecieron una sacrificada muestra de tesón, orden táctico y disciplina colectiva. El Madrid no ganó en Balaídos gracias a los goles de Cristiano Ronaldo, sino a las paradas de Keylor Navas, el héroe del partido, y al eficiente y abnegado trabajo de intérpretes de reparto como Casemiro, Danilo, Jesé o Lucas Vázquez.

El Celta entró en el encuentro demasiado revolucionado. Le sobró precipitación en el arranque, precisión en el despliegue y rigor en el repliegue, pero encajó con admirable entereza cada uno de los golpes que le propinó el rival y se repuso a la rigurosa expulsión de Cabral hasta igualar las fuerzas en inferioridad numérica y dar un gran susto a Benítez, que vivió el último cuarto de hora al borde de una ataque de nervios. Rara vez un equipo es capaz de dignificar tanto una derrota.

un alto peaje

El Celta pagó un elevado peaje por su ambición. Falló en el repliegue y Cristiano Ronaldo asestó una cuchillada a Sergio a la primera de cambio. El portugués aprovechó una pérdida de balón de Pablo Hernández en el medio campo para armar una contra que él mismo finalizó tras hacer la pared con Lucas Vázquez y rebasar en paralelo a toda ladefensa celeste antes conectar en carrera un tiro imposible para Sergio.

El tempranero gol del astro luso no descorazonó al Celta, que siguió buscando el portal de Keylor Navas, aunque la mayoría de sus ataques fueron interceptados por la poblada defensa de cinco (Danilo, Varane, Ramos, Marcelo y Casemiro, éste incrustado por delante de los centrales) desplegada por Benítez.

keylor navas

Tras varias tentativas frustradas (un par de disparos desviados y una ineficaz sucesión de toques de cabeza en el área blanca) fue Orellana el que inició el recital de paradas del costarricense Keylor Navas.

Resulta incomprensible que el Madrid estuviese a punto de deshacerse de un portero de semejante calibre, acaso el mejor del momento. Tres goles en doce partidos (nueve de Liga) lo atestiguan. La interminable estirada con que Navas sacó el perfecto trallazo de Orellana dio paso a otra media docena de paradas de todo tipo: un disparo de falta de Wass, un latigazo desde fuera del área de Jonny y, antes del intervalo, un cabezazo picado, de Pablo Hernández que el costarricense sacó abajo con la yema de los dedos. El Madrid llegó menos, pero se mostró bastante más letal y anotó el segundo antes en otro error ene l repliegue, tras un buen servicio de Jesé. La mejor ocasión celeste la tuvo probablemente Aspas, tras una obra de arte de Nolito que Navas atajó al moañés.

expulsión y reacción

La rigurosa expulsión de Cabral en el minuto 58 por protestar una tarjeta a Pablo Hernández dejó al Celta en precario y propició un carrusel de amonestaciones (también vieron la amarilla Augusto y Aspas) que pudo costar caro a los celestes. A pesar del calentón, el irreductible equipo de Berizzo sacó fuerzas de flaqueza para acosar sin desmayo a su desconcertado adversario. Aunque el Madrid pudo sentenciar el choque a la contra con dos chispazos de Isco, que estrelló un disparo al travesaño, y un par de buenas ocasiones dilapidadas por Cristiano, fue el Celta el que dominó con autoridad la última media hora de partido.

un final de vértigo

Liderados por un inspirado Nolito, Los minutos finales fueron un monólogo celeste hasta el postrero gol de Marcelo. El sanluqueño inició el concierto con una acción individual que sacó Marcelo bajo palos con Navas vencido y anotó poco después del único modo que parecía posible: con un disparo, perfecto que se coló por la misma escuadra. Guidetti, que jugó los últimos 10 minutos (demasiado poco otra vez) en sustitución de Orellana tuvo franco el empate, pero se precipitó en el disparo y cruzó demasiado la pelota. Con el Celta volcado, Marcelo sentenció a la contra. Fue el último estertor de una derrota heroica que, lejos de doler, refuerza al equipo celeste en la idea de que su propuesta de juego es innegociable.

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